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A estas horas resulta bastante creíble la especie de que el alcalde Samuel Moreno simplemente está cumpliendo compromisos adquiridos con otros sectores y personas, sin importarle que su desconocimiento, improvisación y engaños nos estén costando tanto a los bogotanos, no sólo al millón de automovilistas que estafó, sino, peor aún, a la gran masa que deriva directa o indirectamente su sustento de los carros.
Pero todo, incluso lo más malo, como la gestión en movilidad, tiene su lado bueno. Samuel Moreno y los otros, los que a falta de recursos y creatividad han convertido las prohibiciones y restricciones en mecanismos para gobernar, nos han dicho con toda claridad que no son personas dignas de fiar y que en el futuro será mejor desconfiar de él, de sus socios y de sus acciones. Eso nos ahorrará muchos males en lo venidero. No puede esperarse mucho de quienes sin ningún análisis ni reflexión fueron capaces de salir a decir, sin ruborizarse ni un poquito, que el recaudo de la sobretasa se había incrementado gracias al mal llamado “pico y placa”, así que lo raro hubiese sido que el tal Decreto 268 hubiese quedado bien redactado, sin el vacío jurídico que les permite a los parqueaderos meternos la mano al bolsillo. Otro “error” en contra de los automovilistas. Que hagan su agosto los parqueaderos, las grúas, los patios, los contratistas y sus demás beneficiarios y persecutores de los automovilistas mientras puedan, porque, si de algo puede estar seguro el Alcalde, es que su capital político se redujo en por lo menos un millón de votos, que es más de lo que tenía.
Fernando Márquez. Sociedad Colombiana de Automovilistas.
Sobre dictaduras
Leí con interés la entrevista con Petro en El Espectador del martes 22 de septiembre. Encontré que Petro define “el Estado de opinión” de Uribe como una “dictadura disfrazada”. Estoy de acuerdo. Creo que efectivamente la derecha nunca se ha sentido cómoda con el Estado Social de Derecho. Aunque al mismo tiempo quisiera que Petro expusiera en más detalle, aparte de la “desnarcotización”, cuál es su propuesta para ir más allá de la Constitución de 1991. Siempre he visto la Carta de 1991 como un punto de partida y no sólo como una trinchera a defender. Me parece que Petro debería tomar cierta distancia crítica con Álvaro Gómez y no “obnubilarse” con eso de los “acuerdos sobre lo fundamental”.
Antonio Mora. París.
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