A veces me salta la preocupación de estar aprendiendo menos de lo que mi memoria va perdiendo. Si leo un libro esta semana, pienso en los cientos de páginas que, en estos días, han desaparecido de mi radar cerebral. Desde hace algunos años compro libros que ya había comprado y, peor aún, tomo algún libro de mi biblioteca que llama mi atención y cuando lo empiezo a leer descubro, en sus páginas, mis subrayados y mis comentarios.
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