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Manuel sí tiene quien lo edite

Javier Ortiz Cassiani
12 de noviembre de 2020 - 03:00 a. m.

Cuando uno revisa la voluminosa correspondencia de Manuel Zapata Olivella se da cuenta de que ninguna de sus empresas culturales y literarias fueron fáciles. Manuel era una orquesta de proyectos, en la que él solo era capaz de tocar todos los instrumentos al mismo tiempo: cantar, bailar y de paso regalarnos ocasionalmente una de sus carcajadas metálicas que hacían temblar al mundo. Nada fue tan quijotesco como la edición de su obra. Escribió mucho, pero la publicación de cada uno de sus libros era una hazaña. Algunos de estos, los primeros —escritos en los años cuarenta del siglo XX—, tienen unas portadas que nos transportan a un mundo artesanal, íntimo y familiar. Pasión vagabunda (1949), un libro que reúne los relatos de su trashumancia ilíquida por Colombia, Centroamérica, México y Estados Unidos, trae en la cubierta un dibujo inspirado —inocentemente inspirado— en una fotografía que le había hecho Nereo López: Zapata Olivella de gorra y camisa de obrero carga un talego amarrado a una pequeña vara, fiel a la iconografía que identificó a los vagabundos desde el siglo XIX. La diferencia —con la fotografía de Nereo y seguramente con muchos vagabundos— es que tiene un libro abierto entre las manos, como símbolo de su errancia ilustrada, mientras mira al horizonte.

Como para seguir ahondando en los caminos azarosos por los que transitaron los libros de Manuel, hace 20 años, cuando el Ministerio de Cultura decidió publicar Pasión vagabunda, Germán Espinosa —autor del prólogo— dijo que había descubierto aquel libro de edición rústica en la biblioteca de su padre. A Espinosa le extrañó, además de la portada, un sello que decía que el libro era un obsequio de la municipalidad de Cartagena, y ello indicaba —decía el autor de la Tejedora de coronas— que Manuel, en uno de sus viajes a Cartagena, metió en su maleta 100 ejemplares que le vendió al cabildo de la ciudad. Cuando uno sabe esto, cuando uno sabe que las obras de Zapata Olivella no se consiguen y que se han convertido en rarezas literarias por la escasez, no puede sino mirar con júbilo que bajo la coordinación de la Universidad del Valle y con el apoyo del Ministerio de Cultura, de la Universidad de Cartagena, la Universidad de Córdoba y la Universidad Tecnológica de Pereira, se esté reeditando la obra de Manuel en el marco de la conmemoración del centenario de su nacimiento. Este proyecto ha dejado a los colombianos sin excusas para no leer a Manuel, porque además estará al alcance de todos por su edición virtual e impresa.

Publicarlo, con el rigor que se merece, era algo que el país le debía a Zapata Olivella. Y que se haga con el concurso de estas universidades que tienen una importante presencia e influencia en diversas regiones de la geografía nacional, es la mejor manera de rendirle tributo al intelectual colombiano que más contribuyó a desentrañar la importancia de las manifestaciones culturales de la Colombia plural y profunda. “Después de varios días de camino —dice Manuel en Pasión vagabunda— comenzó a insinuarse la proximidad del mar. Desde muy lejos venía la brisa fresca que se confundía con el vaho de la vegetación. Todo el mundo estuvo atento al llegar a la desembocadura: el río, sin aspavientos ni cobardía, se entregaba sumiso, con su voluminoso caudal, al mar Caribe”. Así, como el Atrato entra al mar Caribe, están invitados e invitadas a sumergirse en la lectura de Manuel Zapata Olivella. Después de esta maravillosa edición de prácticamente toda su obra —repito— no hay excusas.

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Celyceron(11609)12 de noviembre de 2020 - 08:04 p. m.
Enhorabuena. Después de ver el documental "Zapata, el gran putas", programa en Telepacífico, me di a la tarea de buscar obras de este magnifico autor, y la única que pude comprar fue "Chambacú, corral de negros". Así que espero ansiosa poder comprar, "Changó, el gran putas", que encontré de segunda mano y con un precio escandaloso. Cordial saludo, señor Ortiz.
UJUD(9371)12 de noviembre de 2020 - 03:54 p. m.
Muy Grande esa estirpe. Admirables.
Carmela(39411)12 de noviembre de 2020 - 11:54 a. m.
👏👏👏👏👏👏👏👏
Alberto(3788)12 de noviembre de 2020 - 11:59 p. m.
Gracias, Javier Ortiz.
benjamin(68913)12 de noviembre de 2020 - 12:47 p. m.
El estilo de escritura de Manuel Zapata Olivella y su proporción a los detalles de lo cimarrón,junto con Delia en su arte del canto y coreografía marcaron un hito en los que nos agradamos en sus ámbitos culturales, desde hace tiempo un agradecimiento poder difundir su obra
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