A pesar de lo que dice este Gobierno, hay alternativas a la reforma tributaria. Una de tales alternativas —que además de ayudar eficaz y rápidamente a sanear las finanzas estatales puede hacer reales las promesas del partido de gobierno de tener un país más seguro mientras se fomenta la iniciativa privada, la inversión extranjera y el emprendimiento como motor de desarrollo— es el negocio de la marihuana o, mejor, los negocios derivados de la producción de marihuana.
Además, no sería necesario improvisar ni comenzar de ceros: en los últimos 15 años, algunas de las naciones más próximas históricamente a Colombia, que adicionalmente son sus socios comerciales —como algunos países de la Unión Europea y los Estados Unidos—, han ido transformando su política de drogas. Específicamente, la flexibilización frente a la marihuana ha llevado a que en menos de 10 años se haya pasado de la prohibición absoluta a discutir favorablemente los usos de la marihuana medicinal y recreativa, hasta llegar a su legalización y regulación en 13 estados de los Estados Unidos.
Los datos del experimento de Colorado, el primer estado en legalizar el uso recreativo de la marihuana, son contundentes. Según cifras del propio Departamento de Ingresos de Colorado (CDOR), desde 2014 hasta 2020, el negocio de la marihuana había generado US$9,8 billones, con ingresos de US$1,6 billones por concepto de impuestos, tasas, licencias y demás gravámenes para el Estado. El negocio no sólo ha beneficiado a los grandes capitales, sino incluso a los pequeños emprendimientos familiares. El cultivo de cáñamo, un derivado de una especie de marihuana que no posee efectos psicoactivos y que es poco conocido en nuestro medio, abre múltiples alternativas de negocio, sobre todo para la industria textil. Tan sólo en el año 2015 en Estados Unidos este mercado tuvo un valor de US$573,3 millones.
De otro lado, el Departamento de Seguridad Pública de Colorado informó que los arrestos relacionados con marihuana se redujeron en un 52 % entre 2012 y 2017. Además, según la Encuesta de Salud de Niños de Colorado (HKCS), se encontró que la legalización de la marihuana no provocó un aumento del acceso a esa sustancia entre menores de edad y que, de hecho, se redujo el porcentaje de menores de 13 años que la consumen de 9,2 % en 2015 a 6,5 % en 2017.
Se argüirá que en Colombia se han regulado los negocios relativos a los usos medicinales de la planta. Sin embargo, el marco regulatorio es tan engorroso y costoso, tan lleno de trabas, papeleos y trámites administrativos que no sólo ha impedido que pequeños y medianos emprendedores participen del mismo, imposibilitando que el negocio despegue, sino que ha desestimulado la inversión nacional y extranjera, haciendo que, al día de hoy, sean más las empresas quebradas tratando de entrar al negocio que aquellas que están generando ganancias.
Señor presidente, nos ha dicho usted que en la economía naranja los ejes son la creatividad y la innovación. Sin embargo, estos no se producen por sí solos: requieren impulsos valientes y de vanguardia que rompan paradigmas. Quizás pueda pensar, por fin, en hacer real su promesa de generar espacios y ecosistemas novedosos de emprendimiento, que a su vez generen tasas y otras erogaciones que puedan reemplazar o matizar parte de los gravámenes que afectan a las poblaciones más vulnerables en la reforma tributaria propuesta por su Gobierno.