Publicidad

Mario Arrubla: visionario

Luis I. Sandoval M.
08 de julio de 2014 - 04:30 a. m.

Reapareció Mario Arrubla para recomendar la reelección de Juan Manuel Santos: “Yo no quiero matricularme en el santismo, pero invito a votar por Santos”... “No quisiera que mi país fuera santista, pero me espanta y me deprime que la autoridad de Uribe resulte consagrada electoralmente”. Así se pudo leer en la prensa del 29 de mayo (Revista Semana).

Mario Arrubla es un destacado académico colombiano que vive hace tiempo en Estados Unidos y que, a sus 75 años, sigue con interés por las redes virtuales el curso de los acontecimientos en el país. Indagué por su retiro y le visité en octubre de 2012 en Massachusetts, varias horas al oeste de Cambridge y Harvard.

Arrubla fue uno de los intelectuales que marcaron el quiebre de la dependencia ideológica de la juventud frente al bipartidismo en el primer lustro de los 60. Se considera pionera en el análisis marxista de la realidad colombiana su obra “Estudios sobre el Subdesarrollo colombiano” (1963). Numerosos ensayos de economía e historia antecedieron y siguieron a los Estudios. En los años 70 y 80 Arrubla fue director de la Revista de la Universidad Nacional y catedrático de amplio prestigio. Incursionó también en la novela con “La Infancia Legendaria de Ramiro Cruz”.

Quise visitarlo para conversar con él sobre su experiencia política y la construcción hoy de una alternativa transformadora. Con amabilidad el profesor Arrubla contestó mis preguntas narrándome concisamente la iniciativa política tomada por él y otros connotados académicos en los agitados años que precedieron al surgimiento de las guerrillas. Se trataba del Partido de la Revolución Socialista PRS del cual, además de Arrubla, fueron impulsores Estanislao Zuleta, Jorge Villegas, Jaime Mejía Duque, Humberto Molina, Guillermo Mina, Jorge Orlando Melo, según lo consigna Jorge Vallejo en la biografía de Zuleta (2006).

“La idea general, observa Vallejo, era la de preparar cuadros de elevadísima formación intelectual para hacer con ellos la revolución. Nada de armas. Tan solo las ideas. La mera perspectiva de la violencia era repudiada por estos arcángeles platónicos. Las armas y la violencia, creían, tal vez puedan llegar a ser definitivas hacia el final del proceso, cuando ya la crisis del sistema lo hiciera reventar. Sería cosa de darle un empujoncito”.

El historiador Jorge Orlando Melo recuerda: “La aventura duró poco tiempo: el Partido de la Revolución Socialista se disolvió a fines de ese año (1963), en medio de un agudo debate interno sobre el uso de la violencia y el terrorismo. Sus dirigentes principales, marxistas, sartreanos y freudianos como Estanislao Zuleta y Mario Arrubla, se opusieron a la sorpresiva expansión entre las bases de propuestas de lucha armada, de secuestros y de atracos destinados a financiar la revolución y prefirieron disolver el partido” (Melo, 2005).

Y el joven investigador Juan Carlos Celis puntualiza: “En su segundo número (de los tres que sacó), en el año 1965, Estrategia delineaba el proyecto de aquel grupo, sosteniendo que “la característica más importante de la situación política colombiana es el enorme retraso de la conciencia de las masas en relación con el avance de la crisis objetiva del sistema”, respecto a lo cual la tarea principal era “la formación de cuadros marxistas altamente desarrollados y su vinculación con la clase obrera” (Celis, 2003).

Al tiempo que otros jóvenes, impactados por el éxito de la Revolución Cubana, tomaban, también con inmenso idealismo, el camino insurgente, estos noveles políticos imaginaban una vía civilista para el cambio y aún la revolución. El emprendimiento político de Arrubla y compañeros vuelve a tener vigencia: abrirle posibilidades a una opción radical sin armas.

lucho_sando@yahoo.es / @luisisandoval

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar