Más que por ser mujer

Isabel Segovia
07 de marzo de 2018 - 04:00 a. m.

La semana pasada tuve el privilegio de participar en el evento “Mujeres que transforman el país”, organizado por La Silla Vacía y la Fundación Liderazgo y Democracia, para el cual La Silla seleccionó a 100 mujeres líderes transformadoras, menores de 50 años, que con su trabajo contribuyen a hacer de Colombia un mejor país. Al evento fuimos invitadas 20 de las 100 escogidas y tuve la fortuna de compartir el escenario con la campeona mundial de apnea Sofía Gómez, la periodista María Paulina Baena (La Pulla) y la política Claudia López. Posteriormente, tuve el placer de participar en la reunión sobre educación con la economista Ana María Ibáñez.

Mi presentación al auditorio se centró en lo que creo se requiere para ser un líder transformador, e hice mi mejor esfuerzo para no sonar como un libro de autoayuda. Después de escuchar las palabras de mis acompañantes y conocer a las mujeres seleccionadas, comprobé que todas cuentan con lo que se requiere para ser líderes transformadoras.

Sofía es una mujer inteligente y atrevida, que escogió como profesión un deporte difícil. Fue interesante oírle afirmar que en nuestro país el deporte es masculino (cuando los colombianos piensan en deporte, el primero en la mente es el fútbol masculino), por eso seguir su carrera como deportista conlleva muchos retos. No me cabe duda de que ya es campeona mundial justamente para demostrarnos que se puede. Es disciplinada, perseverante y disfruta enormemente lo que hace. Además, es sencilla, parece llevar su éxito con humildad.

La Pulla es apasionada, creativa y osada. No se presentó a sí misma, sino al programa. Su historia la muestra como una mujer que no se conforma fácilmente y que cuando ve una oportunidad, la aprovecha. Su entorno no parece particularmente adverso por su condición de mujer, pero sí por la de querer marcar la diferencia. Pero no le teme, antes la impulsa.

De Claudia no necesito contar lo que la caracteriza, pues si algo tiene es que es transparente y genuina. Nos compartió que en toda su carrera nunca se había sentido discriminada por ser mujer, hasta que ejerció como congresista. No lo presentó como obstáculo, sino como una situación que debemos cambiar. Motivó al auditorio a participar y a promover la equidad en la política. Claudia, además de perseverante, es generosa y solidaria.

Ana María, excelente profesional, es reservada, organizada y evidentemente muy trabajadora. Su intercambio en el grupo de educación fue muy inspirador. Es absolutamente generosa con su conocimiento, en un mundo donde compartir lo que se sabe es difícil, porque el poder en su entorno se malinterpreta con ser dueño del saber.

En la selección se omitieron a conciencia representantes de las actuales candidatas (el anuncio de la candidatura de Claudia se hizo al otro día del evento). Sin embargo, me tomaré el atrevimiento de mencionar algunas de ellas que cumplen a cabalidad con las características de las seleccionadas. En el ámbito político todavía hay mucha desigualdad y no tengo duda de que con la participación de más mujeres líderes, trabajadoras y honestas el país se beneficiará. Yo, al Senado, votaré por Angélica Lozano; a la Cámara, por Juanita Goebertus y en la consulta, por Marta Lucía Ramírez; todas mujeres que sin lugar a dudas son también líderes transformadoras. Los invito a votar por ellas.

 

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