“Mesías” cerró el año

Manuel Drezner
13 de diciembre de 2019 - 02:00 a. m.

Este fue un año que desde el punto de vista cultural fue de gran riqueza, y el Teatro Santo Domingo lo cerró con broche de oro con una versión de Mesías, de Händel, por el grupo escocés Dunedin Consort, con sus solistas vocales y la participación del coro de la Ópera de Colombia. Se trató de una versión de cámara, tal como fueron las primeras presentaciones del oratorio. El que posteriormente lo hayan hecho crecer a dimensiones gigantescas en presentaciones con centenares de músicos y cantantes lo desvirtúa completamente, ya que Händel lo concibió con un grupo pequeño, y hay que decir que aunque el mismo Händel condonó posteriormente que inflaran así su obra, es únicamente con un grupo pequeño como esa bellísima música es gozada con la intensidad que ella merece.

El coro nacional se lució, porque (a pesar de algunas fallas explicables de pronunciación) hizo su parte con elegancia y musicalidad. El conjunto orquestal, por un grupo de una docena larga de intérpretes, tocó con claridad que no se escucha en las versiones orquestales aumentadas y que mostró una vez más el genio indiscutible que fue Händel.

Fue interesante que en el Aleluya, donde tradicionalmente mientras lo tocan el público se pone de pie, esta vez solo lo hicieron una docena de tradicionalistas, entre los cuales, tengo que decirlo, no me cuento. Me parece que porque un rey inglés haya tenido necesidad urgente de ir al baño (por lo menos eso dice una de las versiones de la anécdota) y se haya parado, lo cual obligó a sus súbditos respetuosos a hacer lo mismo, no es razón para que desde ese entonces cientos de asistentes a conciertos lo hagan. Esas tradiciones absurdas deben acabarse y es bueno dejar constancia de que parece que eso está sucediendo.

La obra se llama Mesías, porque así la bautizó Händel, de manera que no hay razón para que le sigan anteponiendo el artículo al nombre, ya que eso igualmente cambia el concepto del músico y su libretista, que no quisieron referirse a uno solo, sino a todos los que tienen la misión de salvación.

Como se dijo, este año fue muy rico en excelentes presentaciones y hay que agradecer la participación de la embajada británica, que colaboró en varios espectáculos, de los cuales este fue una de las culminaciones. Ojalá el año entrante sea igualmente generoso para la cultura.

 

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