No repetición

Alberto López de Mesa
14 de enero de 2020 - 07:59 p. m.

La oficina del Alto Comisionado para la Paz, en 2017, registró 13.220 desmovilizados de las FARC, el 98 %. En su mayoría ya están rehaciendo su vida, integrándose a la sociedad con proyectos productivos, pequeñas y medianas empresas, emprendimientos agroindustriales, cooperativas, también comol empleados, docentes y los que ejercen política en el partido, que sigue manteniendo el inadecuado nombre FARC.

Al tiempo, según informa el Ministerio de Defensa, hay 7.620 hombres armados repartidos en grupos independientes, cada cual con insidencia y control en zonas específicas: en la Sierra Nevada y la zona bananera están Los Pachencas; el Catatumbo se lo disputan el ELN y el EPL; en el Caquetá y parte del Huila, los nuevos del frente Teófilo, disidentes de las FARC y obedientes a alias El paisa, y que seguramente acogen a Iván Marquez y su gente; en Nariño, Putumayo y bajo Cauca persisten los también disidentes del frente Oliver Sinisterra; en el norte del Cauca, norte del Chocó, Darién, Urabá, Córdoba y Sucre, están las llamadas Autodefensas Gaitanistas, que son los mismos del Clan Úsuga o Clan del Golfo. Y entre todos estos, ahora hacen presencia bélica y económica representantes de los carteles mexicanos de Jalisco y Sinaloa.

La economía de todos estos grupos, es decir su razón de ser, se fundamenta en los negocios con la producción y comercialización de cocaína, la minería ilegal, la extorsión y el secuestro; no olvidemos que estás prácticas delictivas conllevan el despojo y apropiación de tierras de indígenas y campesinos, así como la eliminación de los que denuncien, desobedezcan o se opongan a sus prácticas.

Son nuevos tiempos, la desmovilización de las FARC y la presencia de los carteles mexicanos, genera otras dinámicas, pero, en definitiva, todos buscan fortalecerse e imponerse en los territorios respectivos, para lo cual recurren a las prácticas históricamente aprendidas. Es ahí donde el Sistema integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición aprobado por los acuerdos de La Habana, deben hacer valer su importancia histórica, a la JEP por ejemplo le es

perentorio publicar resultados, lo mismo que a la Comisión de la Verdad, resultados que servirán para advertir a la ciudadanía y a las autoridades de las prácticas delictivas que se dieron durante el conflicto y que se pueden volver a repetir, porque muchas de las condiciones sociales y de los modos del conflicto están vigentes. Por ejemplo, las empresas, los ganaderos y los terratenientes que una vez financiaron la creación de grupos paramilitares, todavía existen y seguramente, si los grupos armados actuales prosperan, pueden repetir su incidencia.

Es por ello que el sistema de No Repetición no puede atenerse a ser la conclusión de las tareas de la JEP, sino también debe aportar a la superación de los conflictos del presente. Denunciar el modus operandi e incluso los nombres propios de terceros implicados en el conflicto y aún con poder en las regiones, eso sería un aporte importantísimo y definitivo para evitar que los grupos armados actuales se desarrollen y reproduzcan las atrocidades del pasado.

El gobierno de la Paz, el de Juan Manuel Santos, solo se acordó de hacer pedagogía del proceso de paz cuando ya había perdido el plebiscito, cuando ya se acababa su tiempo y la noticia eran las campañas y la contienda electoral. La JEP, todo el sistema de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, debe enseñar su quehacer a la ciudadanía, los Colombianos debemos conocer los logros de la jurisdicción especial para la paz, pues solo conociendo la verdad y corroborando la aplicación de la especial justicia, todos nos veremos obligados a colaborar para que cese la horrible noche. Educados en la verdad de la atroz historia, tendremos argumentos para exigir la protección de los líderes sociales, para impedir el despojo de tierras, para obligar la presencia del estado en las regiones en conflicto, presencia de verdad, con infraestructura vial, educativa, desarrollo del agro y necesariamente, severo castigo a los usurpadores.

Los informes públicos que haga la JEP serán un insumo para las acciones que actualmente deben cumplir el Ejército y la Policía.

La No Repetición no es en el futuro, es ahora o después será demasiado tarde.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar