No solo estamos rechazando unas recomendaciones
Colombia está renunciando a mucho más que las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) al responder con golpes de pecho y negación de la realidad. Al utilizar en sus argumentos ecos de regímenes autoritarios, no solo está colocándose del lado de compañías indeseadas en la región, sino que está perdiendo su liderazgo diplomático al momento de actuar con los otros Estados. Cuando en el pasado hemos sido defensores vehementes de las instituciones internacionales, de la democracia y de la necesidad de que todos los países respeten los derechos humanos de los ciudadanos, ¿ahora cómo vamos a dar debates en la Organización de Estados Americanos si nos cerramos frente a un informe bastante razonable como este que ha presentado la CIDH? ¿Con qué cara convocaremos al Grupo de Lima contra los atropellos de Venezuela si desde Presidencia se estigmatiza la labor de la CIDH? No hay comunicado de la Cancillería que sea capaz de borrar la realidad: Colombia tiene compromisos internacionales y está siendo incoherente con ellos.