Nuestro fútbol

Jorge Tovar
29 de octubre de 2018 - 04:00 a. m.

Tuve la suerte de ser invitado a Ecuador a participar, el pasado fin de semana, en un conversatorio sobre fútbol y economía. Compartí panel con Francisco Aguinaga, de Ecuador, y Hugo Ñopo, del Perú.

Francisco es el hermano de Álex Aguinaga, aquel que se sienta en la misma mesa que Alberto Spencer (histórico goleador de Peñarol) y el Toño Valencia (Manchester United). Francisco, quien también fue futbolista profesional, alcanzó a jugar en El Campín con la selección ecuatoriana que empató 0-0 ante Colombia rumbo al Mundial de Corea y Japón. Tras su retiro hizo el máster de negocios y administración del fútbol, un programa diseñado por la Fundación Cruyff con, entre otros objetivos, preparar a los jugadores de fútbol a seguir siendo productivos una vez dejan el deporte.

Hugo Ñopo es un ilustre economista peruano, hoy día director de la Organización Internacional del Trabajo para América Latina y coautor de un exitoso libro de analítica del fútbol: La fórmula del gol.

Aguinaga nos habló de los problemas laborales del fútbol ecuatoriano, de la falta de educación financiera de los futbolistas. Ñopo nos presentó las cifras que movieron la economía peruana tras su vuelta a los mundiales en Rusia 2018. Muy interesantes sus estimaciones mostrando que ir al mundial impulsa el PIB de un país en el corto plazo para después contraerse, justo cuando hay que pagar los créditos por la compra del televisor, del tiquete, de las camisetas y del trago extra que se bebió.

Hablando del fútbol andino, se encuentran puntos en común. Particularmente preocupante es la baja, casi ridícula, asistencia promedio de los tres torneos. La falta de público tiende a asociarse al escaso espectáculo que se ofrece. El poco espectáculo, a su vez, se relaciona con el éxodo de jóvenes futbolistas llevados por empresarios, algunos de ellos inescrupulosos.

“Hay dos formas de salir al exterior”, nos contaba Aguinaga que le dijo alguna vez un agente de jugadores. “Si eres talentoso, como tu hermano, conseguirte equipo es fácil”. “O”, continuó el relato, “me pagas para sacarte del país. Tu salario será una parte para mí, otra parte para ti”. Aguinaga nunca salió del Ecuador, no quiso pagar, no tuvo el talento de su hermano.

El drenaje de talento a edad casi adolescente es uno de los grandes problema del fútbol suramericano. El rol, en ocasiones perverso, de los agentes sobre jóvenes que desconocen el funcionamiento del mundo del fútbol, es una de las grandes causas.

Es necesario regular esa actividad, al tiempo que se diseña un programa que prepare y eduque a las promesas para el mundo al que se enfrentarán. Ese tipo de programas y políticas deben originarse en Conmebol y sus asociaciones miembros, quizá con apoyo académico. Es en beneficio de todos que el talento criollo entienda las ventajas de irse, pero también los riesgos. Ir al Barça o a Liverpool no merece mayor discusión. La posibilidad de irse al Ludogorets búlgaro sí exige una explicación.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar