Operación Familia

Catalina Ruiz-Navarro
06 de septiembre de 2018 - 02:30 p. m.

Esta semana se rumoró en los medios colombianos que pronto se crearía el “Ministerio de la Familia”, una noticia que les dio mucho gusto a los antiderechos y puso en alerta a las personas que trabajan por la defensa de los derechos sexuales y reproductivos en Colombia. La noticia sale de que existen dos proyectos de ley, ambos inconstitucionales, que proponen la creación de un Ministerio de la Familia. El Partido Conservador presentó un proyecto de ley bastante mal hecho, la semana pasada hubo una audiencia pública y Germán Vargas Lleras va a presentar un proyecto de ley de la misma línea. Sin embargo, ambos proyectos son inviables, pues el Congreso no puede crear entidades públicas: “Esa creación se hace a través de un proyecto de ley de facultades extraordinarias que tiene que enviar el Gobierno al Congreso”, explica el politólogo Rodrigo Sandoval y añade: “La arquitectura del Estado que dejó Santos responde a los compromisos del país con la OCDE, que tiene que darle el visto bueno a cualquier reestructuración del Estado”. En resumen, no habrá un Minfamilia en el futuro cercano, pero es algo que puede suceder durante la presidencia de Duque.

Aunque los proyectos son inconstitucionales, generan un ruido mediático que beneficia a los políticos abanderados de las luchas antiderechos. ¿Por qué? Porque esa palabra, “familia”, se ha convertido en una clave de los antiderechos para justificar la discriminación a todas las familias que no se ajusten al modelo heteronormado de Familia (con mayúscula). “Familia” es la palabra que usó Duque en su campaña para no tener que decir derechos de las mujeres, pues, en la perspectiva conservadora, las mujeres solo existimos frente al Estado en tanto nuestra relación con algún hombre como hijas, madres o esposas; es decir, en tanto que seamos parte de un modelo muy restrictivo de familia.

La brillante feminista decolonial Ochy Curiel tiene un libro en el que analiza las gacetas de la Constituyente del 91 para mostrar que Colombia se ha planteado desde siempre como una “heteronación”, es decir, que “la nación y su construcción imaginaria tienen como base fundamental el régimen de la heterosexualidad, a través de la ideología de la diferencia sexual, y esta, a su vez, en las instituciones como la familia, al parentesco, la nacionalidad, todo ello expresado en los pactos sociales que son reflejados en un texto normativo como la Constitución”. Curiel muestra en su trabajo cómo a las mujeres solteras, lesbianas y a las personas queer, trans o no binarias la heterosexualidad como modelo de Estado las desaparece. Si esto ocurre con la Constitución de 1991, que a rasgos generales es bastante progresista, se pondrá mucho peor con un ministerio enteramente dedicado a implementar la heteronorma.

El miedo a un Ministerio de la Familia está perfectamente justificado, pero lo más peligroso no es el ministerio, sino ese discurso discriminatorio que se quiere imponer como política de Estado. Para que la discriminación a todas las personas que se salgan de la heteronorma sea efectiva, lo que se necesita no es una ley o un ministerio, solo que suficientes colombianos crean que hay formas buenas y formas aberrantes de familia y que por lo tanto esas familias o personas “desviadas” deben ser invisibilizadas o perseguidas. Por eso es importante tener esta conversación una y otra vez: las mujeres somos ciudadanas, las familias somos diversas y los antiderechos solo quieren controlar y fiscalizar nuestra vida sexual y elecciones reproductivas.

@Catalinapordios

 

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