Colombia, no hay otro paraíso

Arturo Guerrero
20 de enero de 2017 - 03:42 a. m.

Colombia se volvió el mejor vividero del mundo. No es un chiste. Tampoco significa que nuestro país sea la Arcadia del planeta. Es la neta comprobación de cómo marcha este loco globo.

Luego de medio siglo de bala, las guerrillas aceptaron entrar a la edad contemporánea y dejar de proteger al pueblo matándolo. Incluso la pequeña, arcaica y cundida de dogmas religiosos, se acaba de sentar a pensar. Tal vez por primera vez usa el cerebro en vez del hígado.

Médicos y enfermeras del Hospital Militar bostezan. Los criminales se ensañan, no contra pares armados, sino contra mujeres, niños, animales. La violencia ya no es política ni se acoge a doctrinas salvadoras. Ahora es episódica, alocada, propia de seres arrojados a un lado de la sensatez.

Claro que están matando líderes y ´lideresas´ –la horrible palabreja-, claro que las bandas criminales o sus similares de los mil nombres se lucran por parejo del narcotráfico y del plan pistola de sus vendettas.

Pero esta brutalidad es en la actualidad el más urgente objetivo de las fuerzas armadas del Estado, únicas legitimadas para monopolizar las bocas de fuego. Si fallan en este propósito, no tendrán escapatoria política.

Desde que se logró la mansedumbre de los guerrilleros, la extrema derecha se reveló como el nuevo enemigo social. A decir verdad, sus furibundos líderes no son oposición. Son obstrucción.

En la democracia, la oposición es elemento esencial. Ve con ojos que la mayoría no tiene. Contribuye a mejorar las normas de convivencia pública. La obstrucción, por el contrario, se empecina en poner palos a la rueda. No está contenta con nada. Brinca tras cada conato de escándalo. Lo inventa y lo difunde, cuando no existe.

Por fortuna en los últimos tiempos los obstructores han recibido un aguacero de impugnaciones. Corrupción, engaño, mentiras, cabelleras erizadas, falta de cuidado en las comunicaciones, profusión de buenos muchachos no tan buenos. Siempre se ha dicho que el pueblo no es bruto. Hay que agregar que el teflón tampoco es inagotable. 

Así las cosas, Colombia se perfila como un enfermo curado cuyos anticuerpos y defensas tienen siglos de aquilatamiento. Tanto hemos sufrido que lo que sigue es ganancia.

En cambio, el mundo… En la primera potencia se posesiona hoy el peor presidente de su historia. Los gringos no apreciaron la bendición del negro pausado que da paso al magnate de los ricos ricos. Entre tanto, sus escuelas son campos de desfogue de tiradores armados por la ley. ¿Quién no vive a la defensiva?

Europa se desbarata de nuevo, acaba con los beneficios para todos, trae a sus calles y discotecas la venganza de los siglos coloniales. ¿Alguien sube al tren sin percatarse del vecino de piel dorada?

El Asia milenaria y bíblica ve explotar sus deidades de piedra, sus ciudades de leyenda. Expulsa hacia el Mediterráneo barcazas náufragas que compiten por una frontera acogedora, con las provenientes de África donde las guerras trizan corazones. China y Rusia asoman sus gigantescas ganas imperiales.

Mire usted a nuestra pequeña y pobre Colombia. Comprenderá que no hay otro paraíso.

arturoguerreror@gmail.com 

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar