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Discurso de posesión de la presidenta Viviane Morales, en 2022

Columnista invitado EE
21 de mayo de 2016 - 12:23 a. m.

Tras una dura contienda electoral, la exsenadora se convierte en la primera presidenta de Colombia. Aquí les presentamos su discurso de posesión, donde defiende los valores liberales y los mecanismos democráticos. Alejandro Ordóñez es el nuevo vicepresidente.

Escrito por: Daniel Vélez De la Hoz*

Bogotá, D.C., 7 de agosto de 2022

Colombianos:

Hoy es un día histórico para nuestro país. Hoy, por fin, Colombia puede decir que la democracia ha llegado. Las mayorías ya no verán su bienestar y deseos legítimos aplastados por el yugo de las minorías, de las víctimas de las guerrillas y los paramilitares, de los niños huérfanos, de los homosexuales, de los indígenas y las feministas.

Bajo mi gobierno, como primera mujer presidenta de Colombia, lograré una separación definitiva entre lo público y lo privado: separaremos en público a las parejas gays que alcanzaron a celebrar matrimonios en privado, después del atrevido fallo de la Corte Constitucional que los igualó a ellos con el resto de nosotros, los ciudadanos normales. Esto lo lograremos gracias a las visiones incluyentes aliados como Alejandro Ordóñez, su nuevo Vicepresidente, quien incluyó en su lista negra a estas parejas desde hace años. Contrario a lo que los opositores esgrimen, el ex procurador es un hombre adorable, de avanzada y comprometido con las causas liberales que yo defiendo.

Recuerdo cuando por allá en 2016 empecé esta cruzada por salvar a los niños de ser criados en un ambiente homoparental. O –ni lo permita Dios– por solteros o solteras. A pesar de que hoy tenemos cifras récord de huérfanos a cargo del Estado –e incluso en las calles–, estos colombianitos crecerán para engrosar las filas de nuestro glorioso Ejército Nacional, que los atraerá con buenos incentivos en una que otra batida. Esto es más necesario que nunca, tras el fracaso de los diálogos de paz, donde las mismas mayorías que apoyaron mi referendo contra la adopción igualitaria rechazaron el plebiscito impulsado por gobierno Santos. Aunque yo siempre estuve a favor de la paz, debo decir de nuevo que las mayorías siempre escogen el interés superior de la patria. Y de los menores, por supuesto.

Fiel a mis convicciones seguiré luchando por proteger las causas ya ganadas: la libertad de culto se impondrá a todas las esferas, porque hay libertades más importantes que otras. En especial la del culto cristiano. Pero también daré nuevas batallas: utilizaré mecanismos de participación popular para suprimir visiones erradas del universo. Realizaré consultas para determinar la opinión mayoritaria de los colombianos en grandes controversias, en especial las que pertenecen a la vida privada de las personas. Sólo me opondré a referendos que propongan cadena perpetua contra los violadores de niños, como ya lo he hecho en el pasado, en mi firme trayectoria de protección de la dignidad humana.

Ante este nuevo y único válido modelo de democracia, también aboliré instituciones obsoletas, como las altas Cortes, el Congreso y la Fiscalía, pues la representatividad ya es cosa del pasado. En aras de la austeridad y para poder costear las numerosas votaciones que promoveré, seré simultáneamente presidenta, senadora, fiscal y magistrada. Sin embargo, les garantizo que jamás abusaré de mi poder, ni impondré mis visiones del mundo.

¡Por esto los invito a participar siempre, colombianos! Hoy empieza una nueva era para la democracia. No duden en acercarse con sus propuestas para que sean votadas por el pueblo. Sólo deben depositarlas en la iglesia Casa Sobre la Roca, que desde hoy funcionará en las antiguas instalaciones del Palacio de Justicia.

¡Caminemos juntos hacia el pasado!

Gracias.

*Esta columna fue publicada en Loqueimporta.co

 

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