El fracaso del ‘Copy & Paste’

Mauricio Botero Caicedo
29 de enero de 2017 - 02:55 a. m.

El balance económico de este gobierno deja un sabor agridulce. Si bien es positivo el impulso que le ha dado a la infraestructura; y que el populismo hoy tan en boga no sea la regla, hay varios aspectos negativos, principalmente la falta de voluntad política de ponerle freno al desbordado gasto público.

La caída en el precio de los hidrocarburos, los minerales y las materias primas, más que un fenómeno anunciado, era una situación que se podía corregir actuando con firmeza y celeridad. En la equivocada interpretación de que el precio del petróleo tenía piso y que la caída de precios de las materias primas era coyuntural, el Gobierno se cruzó de brazos. Muy por el contrario, con sin igual prodigalidad lo que coloquialmente se denomina ‘mermelada’ se siguió esparciendo en la tostada.

Otro pilar fundamental de este gobierno es el imponer gran parte de las regulaciones y políticas económicas de la OCDE. Lejos de haber dado frutos, estas imposiciones sin criterio han hecho es un enorme daño. El connotado economista Ricardo Hausmann, en artículo publicado en El Tiempo el domingo pasado, afirma: “Un paradigma considera las políticas económicas como el conjunto de las mejores prácticas universales. Mientras más se adopten, más inversores vendrán. Esto no significa que se debería ignorar lo que se puede aprender de los demás, pero la imitación sin adaptación es receta para la ineficacia, o algo aún peor. Fácilmente puede conducir a que se importen soluciones a problemas que el país no tiene, permitiendo que los problemas reales se agraven”. Para Hausmann, la política macroeconómica colombiana, aparte del TLC con EE. UU, lo que ha buscado es integrarse a la OCDE. Mientras tanto, afirma el columnista, “no se ha abordado el principal obstáculo al crecimiento que enfrenta Colombia: presumiblemente, la falta de dinamismo en las exportaciones dada la caída del precio del petróleo. A pesar del acuerdo de libre comercio – y una depreciación del peso del 38 por ciento desde el 2014– las exportaciones no han ido a ninguna parte. En general, se han estancado, han caído en relación con el total de exportaciones y se han concentrado aún más en productos tradicionales como petróleo, café, oro y flores… es altamente improbable que (Colombia se transforme) mediante la integración a la OCDE, que exige una panoplia de reformas relativas a mercados, estadísticas, salud, tecnología, agricultura y otros ámbitos de regulación. El que alguna de estas reformas engendre una nueva gama de industrias de exportación que pueda impulsar el avance de Colombia es jugar a la lotería, para decirlo sin rodeos”.

En Colombia, altos funcionarios con inocultables ambiciones políticas se han dedicado a hacer ‘Copy & Paste’ del marco legislativo y de las regulaciones de la OCDE, imponiendo multas y sanciones a quienes las incumplan. Muchas de estas regulaciones son tan inoficiosas y ridículas como sería el exigirles ‘air bags’ a los carritos de balineras. Adherir a los mandatos de la OCDE, fuera de pasajeras felicitaciones de organismos internacionales, aplausos que no pasan de ser un canto a la bandera, lo único que han hecho es colocar al país en un crecimiento por debajo del dos por ciento. Panamá, que ha adelantado políticas que no merecen los aplausos de la OCDE, crece por encima del 5 por ciento. El fracaso del ‘Copy & Paste’ es evidente.

 

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