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Mala compañía

Yohir Akerman
24 de enero de 2016 - 02:09 a. m.

La trayectoria del representante de deportistas Pascual Lezcano ha sido de éxito acelerado. Pero también de controversia notoria.

Lezcano es un joven argentino que, a su corta edad, ha logrado ser manager de grandes jugadores del mundo del fútbol. Desde hace un tiempo también en Colombia. 

Su nombre se empezó a conocer en el país a finales del año 2011 cuando respondía a los medios de comunicación sobre la negociación de su representado, el seleccionador José Néstor Pékerman, y la Federación Colombiana de Fútbol.

Desde entonces, este empresario que parece que durmiera con sus gafas oscuras puestas, nunca se ha alejado del lado del técnico de la Selección Colombia. Ni siquiera cuando debería haberlo hecho. (Ver Foto de Lezcano con Pekerman.pdf)

En agosto de 2012, antes de los partidos eliminatorios frente a Uruguay y Chile, varios especialistas empezaron a denunciar la presencia de Lezcano en el entorno de la Selección. (Ver Negocitos familiares)

En ese momento se conoció que Lezcano se hospedaba en los mismos hoteles que los jugadores, viajaba por Europa con el técnico para conversar con los futbolistas, se vestía con la ropa oficial y viajaba en los vuelos chárter de la Selección. (Ver Foto de Lezcano en vuelo chárter.pdf)

Frente a esto Pékerman respondió en una rueda de prensa el 6 de septiembre de 2012 que la presencia del señor Lezcano en los eventos oficiales de la Selección “respondía a que es una persona de su confianza personal”. (Ver ¿Qué relación hay entre Lezcano y la Selección?)

Insuficiente la respuesta.

Sobretodo porque esto siguió ocurriendo y es evidente que se crea un conflicto de intereses cuando un agente FIFA, que compra y vende jugadores, tiene acceso ilimitado al núcleo de la Selección deportiva agarrado de la mano, nada más ni nada menos, que del director técnico. (Ver Foto de Lezcano con la Selección en el último partido que asistió Bedoya)

Para poner un ejemplo basta con recordar que Lezcano era el encargado del mercado suramericano del equipo Pescara, de la serie A de Italia, cuando ese club fichó a Juan Fernando Quintero, precisamente después de su primer llamado a la Selección Colombia.

¿Coincidencia?

Puede ser. Pero tampoco ayuda el rumor que se levantó en mayo de 2014 cuando varios especialistas aseguraron que a Carlos Carbonero le exigieron que firmara con Lezcano para ser convocado a la Selección, y que cuando firmó con un empresario cercano a Lezcano, lo incluyeron dentro de la lista en el mismo momento que se negociaba su posible traspaso al fútbol europeo. (Oír Denuncia de Hernán Peláez sobre Carbonero y Carlos Antonio Vélez habla de Carbonero)

Doblemente grave.

En otro caso más reciente, el 9 de octubre de 2015, el delantero de la Selección Teófilo Gutiérrez dijo que el tanto que le hizo a Perú en Barranquilla era dedicado al empresario Lezcano. “Gracias a Dios conseguí un gol muy importante para el equipo y quiero dedicárselo a mi familia, a todos mis compañeros y a Pascual (Lezcano), quien siempre ha estado acá en todo momento en la Selección”, fueron sus palabras. (Ver Teófilo Gutiérrez le dedicó su gol a Lezcano)

Y no se equivocaba el gran ‘Teo’. Lezcano siempre ha estado ahí porque Pékerman lo acolita. (Ver Foto de Lezcano con credencial oficial de la Selección en el Mundial de Brasil.pdf)

Incluso la dirección de correspondencia que tenía registrada Lezcano ante la FIFA era, hasta febrero de 2015, la de la Federación Colombiana de Fútbol. (Ver Dirección oficial de Lezcano ante la FIFA.pdf)

Un descaro.

Por todo esto, y por los vínculos y el tipo de compromisos que tiene el exitoso empresario con otros clubes, lo más saludable para él, para los jugadores de la Selección y para el director técnico José Pékerman es que Lezcano deje de ser parte natural del entorno del equipo colombiano. De lo contrario es seguir premiando una mala compañía.

@yohirakerman

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