Publicidad

Ni estudian ni trabajan

Gonzalo Hernández
12 de abril de 2016 - 02:56 a. m.

22% de la población juvenil mundial ni estudia ni trabaja (Ninis). Esto es un fallo más de la economía global.

Rafael de Hoyos, economista senior de la Unidad de Educación para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, presentará mañana en la Universidad Javeriana el informe: “Ninis en América Latina: 20 millones de jóvenes en busca de oportunidades” (Ver).

Los estudios sobre las condiciones socioeconómicas de un grupo particular (niños, mujeres, afrocolombianos o jóvenes) nos hacen pensar: mientras se padezca el subdesarrollo, habrá malos indicadores por todos lados, ¡una casa llena de goteras! Este informe, sin embargo, acierta en que su enfoque no solo hace visible a un grupo que necesita atención urgente sino que destaca también su impacto económico agregado.

Hace énfasis en nuestra región, donde 1 de cada 5 jóvenes ni estudia ni trabaja. Pero esta cifra no es muy diferente al porcentaje global: 22 por ciento. Incluso en los países de más altos ingresos, 1 de cada 10 jóvenes es un Nini.

Aunque tales datos evidencian una ineficiencia general en la asignación de recursos productivos, para nuestras sociedades, en el mundo en desarrollo, los Ninis deben ser una preocupación mayor.

Primero, es muy probable que los Ninis latinoamericanos no sean como algunos Ninis autodidactas en los países ricos.

Segundo, más serio aún, tenemos una oportunidad desaprovechada. Datos que van desde 1950 muestran que América Latina tiene hoy, como nunca antes, un alto porcentaje de su población en edad de trabajar. Esta capacidad laboral ofrece posibilidades para el despegue económico de la región. No es descabellado pensarlo. David Bloom y Jeffrey Williamson, en un artículo académico publicado en1998, resaltan el papel de este tipo de transiciones demográficas como factor clave del milagro asiático de crecimiento en la segunda parte del siglo XX.

Dicho eso, más que de las capacidades, el subdesarrollo de nuestra región es el reflejo de nuestra incapacidad de coordinar acciones hacia el uso eficiente de los recursos productivos con los que contamos. Me refiero a toda forma de desempleo: de trabajo, de capital, de tierra. En el caso particular de los Ninis, estamos diciendo que 20 por ciento de los latinoamericanos con tal vez los mayores potenciales productivos y de aprendizaje no emplean tales capacidades. Voy más lejos: no pueden emplearlas.

Y tercero, a diferencia de los países de ingresos altos, los países en desarrollo carecen de instituciones fuertes, entre ellas las de seguridad social, que mitiguen la problemática de los Ninis, y que limiten la posibilidad de que sus capacidades subutilizadas sean aprovechadas por la ilegalidad. De acuerdo con el informe, el fenómeno Nini contribuye “a la delincuencia, las adicciones y la desintegración social, entre otros riesgos”.

En conclusión, las sociedades deben usar en el sector productivo su activo más importante: su gente. De lo contrario, pueden condenarse a que su población sea reclutada por el sector destructivo. ¡Vaya falla económica cuando esto ocurre!

El autor es el director del Departamento de Economía de la Universidad Javeriana
 

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar