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Revolución parlamentaria en Irán

Mauricio Jaramillo Jassir
03 de mayo de 2016 - 04:29 a. m.

Este domingo, el presidente iraní Hasan Rohani se apuntó una victoria política sobre los ultraconservadores, en la segunda vuelta de las elecciones legislativas, que a la vez significaron un duro revés para los críticos de la apertura que pretende Rohani respecto del acuerdo nuclear y en al ámbito económico. La Lista de la Esperanza, que congrega a moderados y reformadores, obtuvo 38 de los 68 escaños en disputa, sobre un total de 290. Se suman, además, un total de 17 mujeres, 15 de las cuales son reformadoras. Nunca desde el triunfo de la Revolución islámica, en 1979, había un número tan alto en ese cuerpo.

Desde 2004, en el último tiempo del presidente Muhammad Jatamí, referente de la moderación y del acercamiento pragmático con Occidente, no ocurría que el Parlamento estuviera en manos de legisladores no conservadores. La participación representativa llegó al 60 %.

Esto abre una serie de posibilidades para el presidente Rohani. No sólo legitima en buena medida el acuerdo nuclear, que estaba en el centro de las discusiones durante la campaña legislativa, sino que tendrá margen para una apertura económica, que, de la mano del levantamiento paulatino de sanciones, buscará aliviar una situación crítica. Irán cuenta ahora con un ambicioso plan de inversiones extranjeras y el relanzamiento del sector gasífero y petrolero, de los más golpeados por las sanciones.

El número de mujeres en el Parlamento hace pensar en la posibilidad de mejorar su posición en la sociedad iraní. Actualmente, los hombres gozan de beneficios en detrimento de algunos derechos esenciales de las mujeres. Desde los siete años los hombres conservan la custodia de los hijos, y para la obtención del pasaporte, las mujeres necesitan de un acuerdo por escrito del esposo, quien puede oponerse a su salida del territorio iraní en todo momento. Se especula sobre la forma en que las mujeres además podrían decidir usar o no el velo. Se trata, sin duda, de un anhelo que puede parecer extremadamente idealista, pero la “nueva atmósfera de cambio”, como la ha llamado Rohani, hace pensar en transformaciones de gran calado.

No obstante, no habrá un cambio sustancial radical de un momento a otro. Cualquier reforma, especialmente aquellas de tocan los valores sociales, requiere de tiempo y de negociaciones que seguramente no serán fáciles.

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