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Un referendo de odio

Mauricio Albarracín
30 de marzo de 2016 - 02:07 a. m.

Un referendo contra la igualdad rompe con la estructura básica de la Constitución y busca humillar colectivamente a lesbianas, gais, bisexuales y trans.

Es tan absurda la propuesta que incluso llega a discriminar a los heterosexuales solteros.

La senadora Viviane Morales presentó ayer a la Registraduría las firmas con el fin de realizar un “referendo constitucional por el cual se consagra la adopción de menores solo por parejas conformadas entre hombre y mujer”. En el propio formulario de recolección de firmas se indica a quienes se busca excluir: “no podrán adoptar las parejas del mismo sexo, ni las personas solteras” (ver página 2 del formulario http://firmeporpapaymama.com/). Esta propuesta sustituye la esencia de la Constitución y es un gravísimo precedente para la garantía de los derechos fundamentales.

Para empezar, queda claro que es un referendo que moviliza el prejuicio, la animadversión y la mentira contra gais y lesbianas. En la propia campaña del referendo se citan estudios discriminatorios, sesgados y sin ningún valor científico. La senadora Morales dice en un video que los hijos adoptados por parejas del mismo sexo tienen: “baja autoestima, mayor estrés... trastornos de la identidad sexual… presentan menores tasas de empleo, percibieron menos logros educativos, tuvieron alguna forma de acoso sexual de padres o adultos…” (ver video: https://www.youtube.com/watch?v=k71CunvvcJE). Existen documentos de propaganda que se hacen pasar por estudios, como el de Mark Regnerus que ha sido ampliamente criticado en los Estados Unidos y que es usado por la campaña de Morales. Por el contrario la evidencia a favor de la adopción de parejas del mismo sexo fue analizada y validada por la Corte Constitucional y cuenta con el respaldo del Ministerio de Salud, el Colegio Colombiano de Sicología, la Asociación Americana de Sicología, la de Pediatría y de Sociología. En este caso la ciencia está a favor de los derechos y la manipulación de los datos es evidente (Ver http://www.elespectador.com/opinion/medio-de-ciencia-justicia).

La reforma que se pretende hacer a la Constitución es un acto de exclusión contra las parejas del mismo sexo y las personas solteras de la posibilidad de adoptar, con lo cual se violan los derechos de los niños a tener una familia y se quebranta la igualdad que es un pilar de la Constitución. Lo que es más grave: se sustituyen los principios del pluralismo, de la autonomía personal y la diversidad de las familias, incluyendo a las personas heterosexuales solteras quienes tampoco podrán adoptar. Si este referendo se lleva a cabo, sería la primera vez en toda nuestra historia institucional que se intenta quitar derechos constitucionales a una minoría a través de un mecanismo de participación.

Además, este referendo es un acto abusivo y tiránico de las mayorías. La Corte Constitucional ha dejado claro que existe “una regla de la mayoría limitada que evita el desconocimiento de derechos de las minorías”. Esto quiere decir que los derechos fundamentales son asuntos que no pueden ser sometidos a las mayorías y deben ser respetados en democracia. En palabras de la Corte: “la democracia no es la tiranía de las mayorías, pues los derechos de las minorías deben ser respetados y protegidos”. Un tirano no es solamente un dictador, también el pueblo puede querer tiranizar a un grupo más pequeño; bien lo recordaba John Stuart Mill: “La tiranía de la mayoría es uno de esos males contra los que la sociedad debe mantenerse en guardia”.

Junto con los argumentos constitucionales, no podemos perder de vista la estrategia política de la hábil senadora cristiana. Este referendo es un proyecto político personal. Es claro que la senadora Morales le debe su elección a los votos movilizados por la Iglesia Cristiana La Roca y debe pagar ese favor político. En segundo lugar, el comité promotor está conformado por pastores, incluyendo a su esposo Carlos Alonso Lucio, lo cual demuestra que se trata de imponer una visión del mundo particular a la mayoría. En tercer lugar, la senadora Morales está en campaña política cuando nadie más puede hacerla: recoge datos, moviliza recursos, sale en la prensa y prepara su campaña de reelección o una precandidatura presidencial. La senadora Morales sabe que la polémica le sirve para ganar visibilidad y crecer políticamente.

Por si fuera poco, Viviane Morales se ha opuesto a otros referendos que vulneraban los derechos. En el año 2010, la entonces fiscal Morales se opuso al referendo de Gilma Jiménez de cadena perpetua para violadores de niños. En esa oportunidad, la fiscal general dijo que ese referendo era incoherente con la política criminal, violaba la dignidad humana y que iba “en contravía de los Derechos Humanos y de los tratados internacionales”. Es paradójico que Morales proponga un referendo contra la razón, la Constitución y los derechos, como antes criticaba.

Por todo esto, no es extraño que Carlos Gaviria, en su última columna, advirtiera sobre estos peligros de este referendo: “He tenido un alto concepto de Viviane Morales como jurista y académica, pero advierto que esas calidades nada tienen que ver con sus iniciativas de creyente militante. La democracia es la promesa de convivencia grata entre sujetos autónomos que a nadie dañan, aunque sí pueden molestar conciencias fanáticas que defienden sus prejuicios con argumentos de razón privada como si fueran del interés común”. (Ver: http://www.elespectador.com/opinion/un-referendo-impertinente-columna-547154).

Senadora Morales: no divida a las familias ni al país con un referendo de odio que destruye nuestra constitución y nuestro anhelo de vivir juntos y felices.

 

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