¿Para cuándo?

Felipe Zuleta Lleras
04 de marzo de 2018 - 05:30 a. m.

Nuevamente esta semana los criminales del Eln asesinaron a cinco soldados y dejaron heridos a otros diez muchachos. Hace un mes mataron a seis policías en Barranquilla, dejando más de 40 heridos. Los costos por los atentados en contra del sector petrolero en el 2017 le costaron a Ecopetrol más de $40.000 millones en reparaciones y las pérdidas son incalculables.

Mientras siguen delinquiendo a sus anchas, algunos de ellos dicen que quieren continuar con los diálogos en Quito (que se encuentran suspendidos).

Ahora aparecen muy “generosos” ante los colombianos, notificándonos que piensan dar una tregua el próximo fin de semana durante las elecciones para el Congreso y la consulta de los partidos.

No existe la menor posibilidad de que el Eln logre pactar la paz con el gobierno del presidente Santos, pues así lo han hecho saber. Entonces cabe preguntarse; ¿qué espera el presidente para cerrar la mesa de Quito y ordenar de frente y sin titubeos combatir a estos criminales?

No olvidemos que el presidente Santos ganó un Premio Nobel de Paz, razón por la cual, intuyo, no le oiremos decir de frente y contundentemente que le declara la guerra sin titubeos al Eln.

No soy ni de cerca experto en estrategias militares, pero me cuesta trabajo entender que más de 400.000 soldados y unas fuerzas militares profesionales y bien equipadas no sean capaces de acabar con el Eln.

Pondrán el grito en el cielo los pacifistas de oficio y eso, por supuesto, no me sorprendería. Porque en este país tienen más derechos los victimarios que las víctimas. Entiendo que el ideal sería que no se mataran más colombianos. El Eln, en un acto de torpeza enorme, pretende llegar otra vez a Quito, intentando demostrar su poderío militar. Pues al Estado no le queda otra que destrozarlos. Así como suena. Si no se hace ahora, ¿para cuándo?

No soy guerrerista. Apoyé al presidente Santos en el proceso con las Farc y voté Sí en el plebiscito. Creo que es posible vivir en paz, pero también estoy convencido de que sólo arrodillando al Eln el Estado logrará sentar a estos criminales a negociar.

Me duele cada soldado y policía asesinado. Me duelen sus familias, padres, esposas e hijos. Claro que el deber ser indica que nadie debería hablar en favor de la guerra. Pero quienes se la han declarado al Estado son los criminales del Eln, por lo que le corresponde al Estado, utilizando para ello las armas de la República y de conformidad con la Constitución y la ley, derrotarlos con toda la fuerza.

Lo que no puede seguir pasando es que el Eln continúe con su estrategia sangrienta jugando a dos bandas: los que asesinan y los que piden que se mantengan los diálogos de Quito.

Hay quienes dicen que estarían divididos; sin embargo, no creo eso, porque cuando se declaró la tregua bilateral el año pasado se presentaron pocos episodios de violencia.

Ojalá el presidente recapacite sobre este tema y, así como combatió a las Farc en su momento con toda la fuerza del Estado, ahora lo haga contra el Eln.

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