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Pentas de uno

Iván Mejía Álvarez
11 de abril de 2010 - 04:00 a. m.

Se ha vuelto costumbre, aburridora costumbre, hacer ternas de uno y pentas de uno.

El Presidente mandó a la Corte Suprema una terna para elegir Fiscal general de la Nación. Tan sólo le interesaba un nombre y los otros dos que remitió carecían de todos los argumentos. Por eso, por sentirse vulnerada en el derecho a elegir, la Corte todavía no ha nombrado Fiscal, porque no le gustan las ternas de uno.

Francisco Maturana fue nombrado, tal como se esperaba, director técnico en Desarrollo, un nombre ostentoso, pomposo y rimbombante para un mánager general, y al salir de la reunión le preguntaron por candidatos a técnico de Colombia. Maturana dio una pentalista de candidatos que a la hora de la verdad se remiten a uno solo: Hernán Darío Gómez. Algunos son impresentables, como el fracasado García  y el intolerante Pinto. Dice Maturana de su pentalista de uno que la Fifa califica hoy los técnicos en rangos y que para dirigir selecciones nacionales tienen que ser técnicos “pro”, esa debe ser la máxima categoría, y que por eso incluía sus cinco candidatos, los que ya han dirigido una  selección nacional. A Maturana le faltó, entonces, incluir en su nominación a Javier Álvarez, Efraín Sánchez y Gabriel Ochoa Uribe, quienes también dirigieron la selección.

Cómo cambian los tiempos. Cuando Maturana fue nombrado técnico de la selección, no tenía experiencia mundialista. Si el “mánager” de esa época hubiese sido Maturana, no hubiesen podido postular su nombre. La lista de técnicos con opción, descartada la posibilidad de un extranjero, tiene que ser más amplia y no circunscrita a uno de cinco. Se ha vuelto costumbre, para seguir con el tema de las modas, excluir algunos nombres que en el momento concitan atención y descalificar a los técnicos ganadores del hoy futbolístico. Por eso mismo no es válido, según los defensores de la pentalista de uno, decir que a Leonel hay que madurarlo, que a Osorio hay que esperarlo y que los últimos nombramientos de Colombia, como Pinto-Álvarez-García, han sido por éxitos momentáneos  y que ahí están los resultados, fracasos a la vista.

La polémica apenas empieza. Maturana está en todo su derecho de querer a Gómez a su lado y considerarlo la mejor carta, pero la voz de Maturana es tan solo una opinión, no tiene voto en el Comité Ejecutivo y no es de obligatorio cumplimiento. Más importante que el nombre es pedir un plan, un programa, una carta de navegación, un cuerpo técnico, para escoger el próximo adiestrador. Y a eso, a los antecedentes recientes y a la propuesta concreta, a las ofertas claras de cómo y con quiénes trabajaría, debería enfocarse la Federación en estas dos semanas que tiene para nombrar el próximo conductor.

 

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