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Política, Estado y gobernabilidad. (I) Una aproximación

Hernando Roa Suárez
05 de noviembre de 2008 - 08:54 p. m.

Los colombianos estamos invitados a propiciar un modelo económico que haga compatible el ejercicio de la política, como arte y ciencia, con un Estado y una gobernabilidad democráticos.

Teniendo en cuenta la gran importancia que para nuestro país tiene y tendrá la actual crisis mundial del sistema capitalista de producción, me voy a permitir presentar algunas ideas-fuerza para contribuir al debate y facilitar la formulación de alternativas viables que permitan el desarrollo de los preceptos constitucionales hacia la construcción de la democracia participativa.  Iniciemos con los conceptos.

Precisiones conceptuales.   Si pensamos en la política como arte, conocemos que hace ya 2500 años en Grecia, se le consideraba como el arte de gobernar, como el arte de realizar el bien común.  Deliberando en esta especificidad, sabemos que la política es fundamental para la realización de todo ser humano, en la medida en que es una de las concreciones de su ser social.  Porque somos seres sociales debemos realizarnos con los otros; y ello es viable en la medida en que contribuyamos a nuestra realización política.  Y: ¿qué puede ser la ciencia política contemporánea?  La entiendo como la disciplina social que se ocupa del estudio sistemático del Estado; de la legitimidad; de la estructura del poder; de la gobernabilidad; de la composición de las clases y los estratos sociales; de la organización de los partidos y los movimientos políticos y sociales; de los procesos electorales; del funcionamiento de los grupos de presión; del proceso de la toma de las decisiones y de la problemática del liderazgo en espacios y tiempos determinados.

¿Cómo acercarnos a un concepto de Estado? Digamos que es la institución jurídico-política que, integrada por los poderes ejecutivo, legislativo, judicial y electoral, debe ser racionalizadora de los intereses generales; es la Institución de las instituciones; es la institución mediadora y reguladora por excelencia que debe contribuir a solucionar los graves problemas sociales que han producido la injusticia social y el modelo económico vigente. Y: ¿cómo conceptualizar la gobernabilidad democrática? Es la capacidad del sistema político para ejecutar políticas públicas, dirigidas a la realización de un proyecto que permita: a)- la satisfacción de las necesidades fundamentales de la población; b)- asegure la estabilidad de un orden político democrático; c)- facilite la comunicación ética entre el gobernante y los gobernados; y d)- permita una acción eficiente y eficaz.

El enfoque liberal clásico: La crisis económica actual, es el resultado especialmente, del desarrollo de un proceso de los últimos decenios donde, a pesar de las demostraciones teórico-prácticas keynesianas, a raíz de la crisis del 29, se insistió en volver básicamente a Smith (1723-1790) y algunos de sus continuadores (Von Misses, Hayeck…). Ahora bien, ¿qué afirmó este tratadista en su obra cumbre “La riqueza de las naciones”?  Él sostuvo como principio fundamental la existencia de un


orden económico natural que tiene sus propias leyes: La de la oferta y la demanda; la de los salarios; la del valor; y la del precio natural. Para esta perspectiva, el objetivo de la organización socio – económica es la obtención del máximo bienestar material; el interés individual y el ánimo de lucro. Se afirma que pensar y actuar en beneficio propio, es una forma de servir al bien público, mejor que si se pretende directamente a través del Estado. Para el liberalismo económico, inspirador sustantivo del capitalismo salvaje, es condición básica para el progreso, la plena libertad y la no intervención del Estado en la economía.

El enfoque keynesiano: Pasado el tiempo, el más grande impacto de esa vertiente teórico – práctica, tuvo su eclosión hacia 1929. Y es precisamente para resolver su inconsistencia, que surgen las elaboraciones keynesianas, (Keynes 1883-1946), donde se demuestra que el equilibrio espontáneo nacido del libre juego de las leyes económicas, no se mantiene por él mismo. Por ello es que en su “Teoría general del empleo, el interés y el dinero”, plantea la conveniencia de un nuevo orden económico, sosteniendo que: Se impone la redistribución del consumo y la inversión. La política tributaria, debe estar encaminada a una mejor distribución de la riqueza. La competencia es saludable, pero deben evitarse los monopolios. Es indispensable regular la economía para impedir las crisis económicas. La intervención del Estado es necesaria para que se fijen directrices globales en los asuntos relacionados con las políticas monetaria, tributaria, de comercio internacional, de inversiones... haciéndolo de tal manera, que se complementen las iniciativas pública y privada.

La situación colombiana: Cuando en términos contemporáneos –en países como el nuestro – se trata de enfrentar la actual crisis, se presenta evidente que ello no puede ser viable bajo las orientaciones del capitalismo salvaje. ¿Por qué? Porque ya sabemos que los presupuestos teóricos que subyacen al interior del desarrollismo y el neoliberalismo, impulsados por las últimas administraciones, impiden la cristalización de la justicia social. Los datos oficiales sobre el grado de insatisfacción de las necesidades básicas, de la mayoría de la población, así lo confirman. Parece claro entonces que es mediante la afirmación de postulados post-keynesianos y socialdemócratas, aplicados con flexibilidad, según las condiciones de cada país, que se deben trazar las nuevas propuestas. Con propiedad sostuvo Cecilia López en El Tiempo (x-22-08): “Nos llegó la oportunidad de volver a plantear la equidad y un sector privado ocupado de hacer riqueza, pero regulado y obligado a contribuir con impuestos para financiar el bienestar de una sociedad mas igualitaria”. Y complementó: “La verdad es que el escenario de aquí en adelante será el de un Estrado fuerte, con mercados muy regulados y acciones hacia esa población que ya ha esperado demasiado”.

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