¿Por qué Trump trata con crueldad a los niños inmigrantes? Porque puede

Nicholas D. Kristof
29 de abril de 2018 - 03:00 a. m.

Hace toda una vida, la familia de Ana Frank solicitó visas estadounidenses para escapar de Hitler, pero rechazamos a los Frank y a otros refugiados judíos desesperados. Pensamos: es problema de Europa, no nuestro, y no queremos que nos invada “esa gente”.

Hoy, el presidente Donald Trump de nuevo les está cerrando la puerta a los refugiados desesperados. De hecho, el gobierno de Trump está yendo más lejos, pues está arrebatando niños de los brazos de quienes buscan asilo, al parecer como una manera de infligir crueldad innecesaria para desalentar a las personas de venir.

José Demar Fuentes, un graduado universitario de 30 años, llegó en noviembre con Mateo, su hijo de un año, desde El Salvador, donde Fuentes estaba en la lista de ejecuciones de una pandilla, de acuerdo con su abogada, Noreen Barcena. Padre e hijo entraron a Estados Unidos legalmente, se presentaron ante un oficial de inmigración, proporcionaron actas de nacimiento y otros documentos y solicitaron asilo para salvar sus vidas.

Varios días después, los oficiales de inmigración llegaron y se llevaron a Mateo.

“Básicamente le arrancaron a mi cliente a su hijo de los brazos y le dijeron que tenía que entregarlo”, me dijo Barcena. “Ambos estaban llorando”.

Mateo terminó en un centro de cuidado tutelar en Texas durante casi tres meses y tuvo poco o ningún contacto con su familia. Hasta los secuestradores permiten más comunicación. Caitlin Dickerson de The New York Times reportó que más de 700 niños han sido separados de sus padres inmigrantes desde octubre.

Busqué a Kirstjen Nielsen, la secretaria de Seguridad Nacional, para que hiciera comentarios al respecto, pero se negó a responder. Tyler Houlton, un portavoz, dijo que el Departamento de Seguridad Nacional “actualmente no tiene una política de separar a las familias en la frontera con fines disuasorios”.

El Gobierno señala, correctamente, que algunos solicitantes de asilo llegan con niños pequeños que no son de su familia para generar compasión. Evidentemente, las autoridades deben tomar medidas en esos casos, pero cada vez es más claro que se separa a las familias, en parte, para que el trauma que sufren los niños desaliente a los padres de venir a Estados Unidos.

En realidad, el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, dijo públicamente el año pasado que estaba considerando la separación familiar de rutina “para disuadir” a los inmigrantes. La Casa Blanca después respaldó esa medida, aunque no se ha hecho ningún anuncio al respecto.

¿Por qué toleramos una política tan cruel con los niños pequeños? Precisamente por la razón que Dr. Seuss identificó en una caricatura de 1941. Aunque Dr. Seuss es mejor conocido por obras como The Cat in the Hat, publicó esa caricatura como un comentario acerca del rechazo de Estados Unidos a los refugiados judíos que intentaban escapar de Hitler. Como lo escribió Dr. Seuss en la nota al pie de la caricatura: “Esos eran Niños Extranjeros y en realidad no importaba”.

Los refugiados están escapando del terror verdadero. Tomemos como ejemplo a una niña hondureña, Elena, a quien, a la edad de 11 años, le pidieron que fuera la “novia” del líder de una pandilla. A una de las amigas de Elena le habían hecho una propuesta similar, pero la rechazó… Poco después, Elena la vio tambaleándose desnuda por la calle después de que la violaron y le dispararon. Elena finalmente escapó cuando la pandilla amenazó con asesinar a su familia.

Critiqué con fuerza a Barack Obama en materia de inmigración, pero la diferencia es que las políticas de Obama eran involuntariamente crueles, mientras que las de Trump lo son de manera deliberada. Trump se las ingenia para deshumanizar a los inmigrantes e incluso se queja de que se “reproducen”.

La esposa de Fuentes al final pudo venir a Estados Unidos y pedir asilo, y esta vez los oficiales de inmigración la liberaron y le regresaron a Mateo, aunque su esposo aún está detenido. Este trato desigual es un reflejo de lo aleatorio que es el proceso.

La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles ha interpuesto una demanda en nombre de otra madre, que escapó de la violencia en el Congo y llegó buscando asilo con su hija de siete años. Las autoridades migratorias se llevaron a la niña mientras gritaba aterrada.

La demanda dice que la niña “se sienta sola en unas instalaciones de Chicago, asustada y traumatizada, llorando por su mamá y sin saber cuándo volverá a verla”.

Trump también ha reducido el número de refugiados aceptados para su reasentamiento en Estados Unidos, de un promedio histórico récord de 95.000 al año. Este año, solo cerca de 20.000 serán reubicados. Como lo señaló en The Washington Post David Miliband, del Comité Internacional de Rescate, más sirios fueron asesinados con gas tóxico en Duma (por lo menos 60) de los que se habían admitido hasta el momento en este año fiscal (44).

No creo en las fronteras abiertas, y la política de inmigración es compleja y difícil. Sin embargo, Trump no está tomando decisiones difíciles, sino inadmisibles.

Soy hijo de un refugiado, un beneficiario de la magnanimidad de Estados Unidos, y las políticas actuales me avergüenzan. Cuando los oficiales de inmigración le arrebatan a un padre a su hijo en llanto para enviarlo a un centro de cuidado tutelar, no estamos viendo cómo se aplica una “política de inmigración”. Estamos presenciando una “barbarie”.

The New York Times 2018.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar