Predecir el pasado

El martes que viene, la revista Semana realizará el llamado “Gran foro: ¿Para dónde va el país?”. La discusión, que se hace todos los años en el club El Nogal de Bogotá, sirve de espacio para que expertos y “tomadores de decisiones” hablen sobre nuestros rumbos. El grupo de panelistas, en su mayoría hombres pálidos con exactamente el mismo peinado, puede dividirse en dos grandes conjuntos: los economistas egresados de la Universidad de los Andes que se han turnado ministerios y demás cargos públicos desde finales de los 80 y los profesionales varios que dirigen (o han dirigido), regulan o influencian el sector minero-energético. A todos estos se suman algunos miembros de familias de abolengo y políticos profesionales. Un paseo por sus hojas de vida nos puede, quizá, dar una idea sobre los vientos que soplan y el futuro que llega.

Lidera la lista de los de siempre Mauricio Cárdenas, el exministro de Hacienda de Santos. Conservador pastranista, es economista de la Universidad de los Andes con una maestría en Economía de los Andes. A los 31 años ya había sido nombrado viceministro de Industria y gerente general de la Empresa de Energía de Bogotá. A cargo de carteras de minas y plata (y como profesor también de la educación de nuevos economistas muy parecidos a él), Cárdenas no ha estudiado la economía nacional: la ha definido. Como Cárdenas, Santiago Montenegro es un veterano de la economía uniandina: director del Departamento Nacional de Planeación durante los primeros cuatro años del gobierno de Uribe y ahora presidente de Asofondos. Bruce Mac Master, actual presidente de la ANDI, no solo se graduó de la misma universidad, sino que ha ocupado dignidades parecidas. Al cerrar 2019 dio un parte de positivismo a la prensa y afirmó que “Colombia sigue siendo una de las economías promisorias de la región”.

Un invitado de la nueva generación es Luis Fernando Mejía. Con pregrado y maestría en Economía de los Andes, es una joven promesa que, además de dirigir Fedesarrollo, ha contribuido con su trabajo en el sector tributario a bloquear la redistribución o, en otras palabras, a que los impuestos que cobramos en Colombia no reduzcan la desigualdad. Otro economista de la misma escuela es Daniel Mejía, exsecretario de Seguridad de Enrique Peñalosa. En su legado viven hoy cientos de habitantes de calle en Bogotá tras la agresiva “renovación urbana” del Bronx iniciada en mayo de 2016.

En el grupo de los “minero-energéticos” está Felipe Bayón, ingeniero de los Andes y presidente de Ecopetrol. Hijo del presidente de General Motors en Colombia, es recordado por el manejo que dio al afloramiento de petróleo en La Lizama, Barrancabermeja (y actualmente lidera los pilotos de fracking en el Magdalena Medio). Un perfil parecido tiene Orlando Cabrales Segovia, presidente de Naturgás e hijo de Orlando Cabrales Martínez, ministro de Minas de Ernesto Samper y expresidente de la Refinería de Cartagena (Reficar). Una de las mujeres que deciden dentro de este gremio es Astrid Álvarez, gerente de la última campaña de Peñalosa y a quien este nombró en la Empresa de Energía de Bogotá.

Entre los profesionales de abolengo están Mauricio Rodríguez, hermano de Tutina y embajador de Uribe en Londres, y María Claudia Lacouture, gerente de la campaña Colombia es Pasión durante el gobierno Uribe (la familia Lacouture, dueña de empresas palmeras, habría recibido más de $3.500 millones de Agro Ingreso Seguro). Por último, dos políticas profesionales que tienen (han tenido) gran influencia sobre el expresidente Uribe. Nancy Patricia Gutiérrez, con raíces en la política cundinamarquesa y un pasado de triunfos electorales durante el primer gobierno de Uribe. Gutiérrez se reencaucha como voz en la derecha tras un hiato de trabajo en sectores económicos de celulares y salud. Y Alicia Arango, ideóloga del uribismo desde sus inicios, conocida por negar el conflicto armado (para ella lo que hubo fue amenaza terrorista) y por desconocer partes del Acuerdo de La Habana.