Realidad

José Fernando Isaza
06 de junio de 2019 - 05:30 a. m.

La realidad histórica no es necesariamente la que ocurrió, sino la que narran los novelistas. El cuento de Henry James Otra vuelta de tuerca devela la hipocresía de la época victoriana; los niños y las niñas tienen sexualidad, los fantasmas son seres eróticos, no sería tolerable que fuera el personal de servicio el encargado de la orientación y satisfacción sexual de los adolescentes. Luego de publicada la obra de James, los humanistas y los historiadores se ocupan de la sexualidad durante la época victoriana; la imagen que prevalece es la del cuento de James.

La Revolución francesa está narrada en la novela Historia de dos ciudades, de Dickens, donde lo real y lo imaginario quedan entrelazados; para muchos la Revolución francesa ocurrió tal como la narra el novelista. Para los griegos la guerra de Troya se desarrolló como la describe Homero, combates en los que participan los dioses. Las ruinas de Troya muestran que la muralla era poco más que un pequeño muro, y los palacios no eran mayores que un apartamento de clase media. Es el mito el que conserva la historia. Con algo de razón se dice que la imaginación de los juglares que inspiraron a Homero era similar a la del compositor de “Bello puerto del mar, mi Buenaventura”. Los ejemplos pueden multiplicarse indefinidamente. Para Diana Uribe un hecho histórico, por significativo que haya sido, pasa desapercibido si no existe una película, una novela y una canción alusiva.

El 20 de julio de 1810 no se limitó a los reclamos de una clase privilegiada gracias a la participación popular, liderada por José María Carbonell, olvidado por los historiadores oficiales, rescatado por Indalecio Liévano, pero nuevamente llevado al olvido. La novela de Juan Álvarez La ruidosa marcha de los mudos describe la vida de este héroe de la Independencia ahorcado por las autoridades españolas el 19 de junio de 1816. La parte histórica de la novela está basada en el Diario de la Independencia, de José María Caballero, socio y administrador de una chichería, quien con buen olfato y buena letra describe lo que oye y lo que pasa en Santa Fe de Bogotá desde 1808 a 1817; los conspiradores con algo de licor olvidan la prudencia.

Las nuevas generaciones podrán acercarse más a la historia de esos días de la Independencia y a sus protagonistas injustamente olvidados gracias al novelista. El diario fue censurado poco antes del centenario de la Independencia, pues cuando fue publicado le arrancaron las páginas del 20 al 22 de julio de 1810. La tradición oral dice que el 20 de julio lo llamó “La noche de los negros”, en lugar del relato oficial del florero de Llorente. En una reciente edición (2010) del diario tampoco aparecen los hechos del 20 al 22, dice: “Falta una hoja del original; contiene ella lo relativo al 20 y 21 de julio y parte del 22”.

A la pregunta ¿qué origina el narcotráfico en Colombia?, Juan Gabriel Vásquez, en su novela El ruido de las cosas al caer, da una respuesta creíble y apartada de las explicaciones oficiales: dice que fueron los Cuerpos de Paz, jóvenes que habían participado en la guerra de Vietnam y allí consumieron marihuana, cuando llegaron a Colombia quienes enseñaron, además de otros oficios, a cultivar las plantas que les permitían mantener sus adicciones. Sus contactos en Estados Unidos le abrieron campo a la comercialización en ese creciente y bien remunerado mercado. Hoy, además de las novelas, las series de TV tienden a construir la realidad histórica.

 

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