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Redes sociales, primera pandemia del siglo XXI

Juan Carlos Gómez
01 de junio de 2020 - 02:00 a. m.

Año 2016, el último bisiesto: brexit. El fallido referendo del proceso de paz en Colombia. Elección de Trump. Fatalidades de la historia que fueron posibles gracias al abuso sin control de las redes sociales.

En Estados Unidos, bajo el amparo de la Sección 230 de la Ley de Decencia de las Comunicaciones de 1996, se considera que las redes sociales son plataformas tecnológicas y no editores de contenidos, razón por la cual no son responsables de lo que “suben” sus usuarios. Esta norma es una patente de corso que les ha permitido a esas redes salvar el pellejo en muchas disputas judiciales.

Ante el inmenso daño reputacional, las redes sociales han refinado últimamente sus estándares de tolerancia. Tanto así que el genio de Zuckerberg se inventó una corte suprema universal —conformada por respetabilísimos juristas y comunicadores— con la capacidad de decidir de manera docta e independiente si se debe o no remover tal o cual post. Así se protegería del contenido infame a sus 2.600 millones de súbditos. El acto de contrición es tardío. El daño está hecho. Hasta el final de los tiempos se lamentarán sus omisiones frente a los actos de Cambridge Analytica y su decisiva intromisión en la campaña presidencial de Estados Unidos en 2016.

La semana pasada dos tuits de Trump prendieron las alarmas en Twitter para advertir que el presidente estaría difundiendo información falsa. La reacción del presidente fue inmediata. El jueves 28 de mayo expidió una orden ejecutiva con el propósito de meter en cintura a las redes sociales, con lo cual se podría limitar el alcance de la Sección 230 que las ampara. Es una paradoja. Ahora Trump las persigue, pero fueron herramienta decisiva en su llegada a la presidencia y, a pesar de todo, también pueden serlo en su reelección.

Sin importar la urticaria que pueda causar el origen y el propósito de esta orden ejecutiva, hay que leerla; no es una simple declaración de guerra contra las redes sociales. Inspirada por la intolerancia, traza una hoja de ruta para meter en cintura a las plataformas online. A los jueces les espera una ardua tarea.

@jcgomez_j

 

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