“Remember?”

Aura Lucía Mera
09 de abril de 2019 - 09:00 a. m.

Creo que la luna de miel entre el presidente eterno y su pupilo se estrelló contra el espejo y se volvió trizas. Creo que al fin el presidente Iván Duque cayó en la cuenta de que el mandatario de los colombianos es él y no “el otro”.

El Twitter lleno de odio del “otro” lo confirma. Va cargado de “es preferible cerrar esa carretera dos años que firmar acuerdos con la minga apoyada en el terrorismo”. Macías, otro innombrable, lo apoya naturalmente.

Siempre he apoyado y respetado al CRIC desde su creación en 1971. Organización pionera de los movimientos indígenas de América Latina. Ejemplo único de movilizaciones sociales de origen étnico y en circunstancias adversas. Desde su inicio, y por la formación de sindicatos y cooperativas, les endilgaron el mote de “comunistas”. Más de 40 años de aguantar promesas fallidas. Desde 1974 Industrias Puracé les prometió indemnizaciones, para después no pagarles nada aduciendo que “ese dinero era para comprar armas”.

En el acuerdo de La Salvajina, que afectó para siempre a comunidades indígenas y negras, después de la marcha de Santander de Quilichao a Popayán, la empresa se comprometió a asumir indemnizaciones y obras para las comunidades. Todo se quedó en el papel y nada se cumplió.

Durante el gobierno de Samper, en 1995, el CRIC no aceptó una ley de ordenamiento territorial porque no tenía en cuenta ninguna de sus propuestas. Todo quedó en veremos.

Después de la Constitución de 1991 sucedió la masacre de El Nilo, donde murieron más de 20 indígenas a manos de encapuchados armados. En 1992 fue el asesinato a sangre del abogado y asesor del CRIC Óscar Elías López. Posteriormente, el asedio y las agresiones de narcotraficantes y paramilitares. El asesinato de Marden Betancur, alcalde indígena de Jambaló, cometido por el frente Cacique Calarcá del Eln.

Ya en 2007 el vicepresidente de Uribe, Francisco Santos, declaró: “Los indígenas ya han recibido muchos privilegios y no se les puede dar más”. Mosquera Chaux no tuvo ningún empacho en decir por micrófonos que todos los del CRIC pertenecían al frente Jacobo Arenas. Declaraciones públicas del entonces presidente Álvaro Uribe y Andrés Felipe Arias de que “los indígenas están aliados con los grupos armados y son la sombra del terror”, ofreciendo recompensas a los informantes, negando entrega de tierras y desatando una cadena de homicidios, persecuciones, judicializaciones ilegales propiciadas por el mismo Estado, desatando una violación reiterada de los derechos humanos contra los pueblos indígenas (políticas de la Seguridad Democrática, gobierno AUV).

¿Remember el bloque Calima? Del cual todavía no se sabe la verdad de los terratenientes y empresarios que lo financiaron en sus orígenes. ¿Remember, como escribe Julio César Londoño, que “a los 50 años del garrote de la Conquista siguieron los 250 años del garrote de la Colonia”? ¿El poeta Valencia escupiendo al líder indígena Quintín Lame? ¿Su hijo Guillermo León bombardeando Marquetalia? ¿Su tataranieta Paloma proponiendo dividir el Cauca en dos, “un departamento indígena y otro para los mestizos”? Menos mal, como escribe Londoño, se salvó Álvaro Pío, quien devolvió lo heredado que había sido usurpado a los indígenas.

Posdata. Felicitaciones, presidente Duque. Se acaba usted de posesionar. No seguirá caminando por un camino de rosas. Se la van a cobrar duro. Porque fue durante los ocho años del “eterno” que más se persiguió a los indígenas. Me le quito el sombrero. Empezó a gobernar. Recuerde: ¡ya no hay reversa!

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