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Revire al texto de Patricia Ariza sobre economía y cultura

Cartas de los lectores
08 de enero de 2021 - 05:24 p. m.

A propósito del artículo sobre cultura y economía de Patricia Ariza tengo dos comentarios que tratan de ver más allá de los rencores políticos y las respuestas emocionales al nuevo ministro de Cultura.

En primer lugar, al contrario de Patricia, yo celebro que al Ministerio de Cultura lleguen otros intereses. Nos estábamos acostumbrando a que la gobernanza cultural se dirigiera a un grupo muy reducido de artistas, autonombrados, que capturan los presupuestos a nombre de las bellas artes. Un ministerio de sólo artes y patrimonio es un ministerio pequeño y excluyente. La creatividad, el arte, el conocimiento y la cultura son un universo mucho más diverso y rico de lo que quiere reconocer Patricia. Esperaría para el final de este gobierno un indicador de éxito que muestre a los nuevos beneficiarios de las políticas culturales: más regiones, otras generaciones, otras actividades, otras identidades pero sobre todo muchos enfoques de organizaciones y modelos de operación.

Sin embargo, Patricia le pone al Ministerio y a las políticas de Economía Naranja un desafío trascendental al que también deben responder. Hay que buscar un resultado, que no se me ocurre cómo medir, que nos vincula a todos los ciudadanos. Esa política —la de cultura o de economía naranja, poco importa el nombre— fallaría si no tiene un impacto en la vida cultural del país. La economía de la cultura sería un fracaso si no favorece los cambios de fondo, si sólo promueve el entretenimiento light y la cultura que sobrevive no es pertinente para la sociedad. La vida cultural –comercial, sostenible o subvencionada– no puede ser ajena a la identidad, a la paz, a los grandes temas de nuestra sociedad y a la vida pública. El éxito de cualquier política creativa está en la ciudadanía y en el futuro del alma y las emociones de nuestra sociedad.

Juan Angel.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com

 

Berta(2263)09 de enero de 2021 - 10:58 a. m.
¿Por qué llamarla solo "Patricia", acaso no tiene un apellido? Usted sabe que si, es Ariza; cuando lo omite sabe que está perpetuando esa terrible imagen misógina que convierte a la mujer en una eterna "menor de edad", y además ignorante y poco inteligente. Y no exagero, si hubiese hablado de Humberto de la Calle Lombana, para poner un ejemplo, no hubiese dicho "Humberto", menos repetidas veces.
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