Sorprenden algunas reacciones relacionadas con la extradición de Andrés Felipe Arias. Preguntas sobre el avión que lo transportó, voces alzadas de indignación porque no le tomaron fotos esposado, porque no lo pudieron ver vestido de preso. No creo que esto obedezca a un sentido real de justicia, y se trata más bien de un tema donde la confrontación política, probablemente acompañada de odio, es protagonista.
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