Arley Arango y sus compañeros de Juventud, equipo eliminado de la primera B del fútbol colombiano, pudieron hacer mercado la semana pasada.
El dueño de la escuadra se apareció, con El Espectador del lunes pasado en la mano, a pagarles a los jugadores, no sin antes haber manifestado su enfado con Arango por haber filtrado la información que dio origen a la columna de este servidor, donde denunciábamos la pobre situación de los jugadores de muchos equipos ‘profesionales’ de nuestro país. Debo anotar que no conozco a Arango y que lo cité simplemente como el ejemplo de un ser humano que ‘vive’ del deporte y no recibe a tiempo su salario para poder subsistir. Porque como Arango, hoy hay cientos de futbolistas que viven situaciones similares.
Ese hecho aislado de cumplimiento de sus obligaciones, aunque haya sido tarde por parte de Juventud —antes con sede en Soacha, ahora en Girardot y, si Coldeportes lo permite, pronto en Cota—, no fue el único de la semana.
Entrada la tarde del viernes, cuando todos hacíamos las cuentas de la clasificación, preparábamos la agenda de clásicos del fin de semana y dábamos por terminada la jornada laboral, el director de Coldeportes, Jairo Clopatofsky, anunció medidas contra 7 clubes de la A y 9 de la B si no ponen al día su legalidad antes del 31 de diciembre. Asimismo, anunció que otros tantos están en observación y que de no cumplir con el plazo pactado podrían perder el reconocimiento deportivo, sin el cual no podrían competir.
Por último, la revista Semana publicó un concepto del Consejo de Estado, de 2008, que inexplicablemente no había publicado el gobierno de entonces, en donde se recomienda que los equipos de fútbol se transformen de modo que sean viables y transparentes.
Además, cursan en el Congreso dos proyectos de ley para que los legisladores sienten las bases de un fútbol moderno, y Coldeportes parece decidido a hacer cumplir las normas.
Se vienen días difíciles para el fútbol colombiano, incluso se puede retrasar el comienzo de las competiciones para 2011, mientras todo se pone en regla. Es ahí donde esperamos que ante el golpe mediático negativo, no le tiemble la mano al Gobierno para aguantar el chaparrón porque, como algún sabio dijo alguna vez, cuando más oscura está la noche, es cuando más cerca está de salir el sol.
