Se la montaron a Ubeimar

Y le quieren barajar su nombramiento como nuevo embajador en la nórdica república de Suecia. Hay una campaña ruin y baja de desprestigio y de burlas sencillamente porque no habla sueco y sus conocimientos del inglés son precarios.

Ubeimar Delgado Blandón es un político conservador del centro norte del Valle del Cauca, de esos escasísimos personajes colombianos hechos verdaderamente a pulso. Se inició como un simple maestro de escuela, profesión que heredó de sus mayores en un pueblito llamado Salónica, de donde salió para la capital de su departamento, en donde trabajó como mensajero y se vinculó con la política conservadora en calidad de patinador.

A punta de esfuerzo y de carencias, logró coronar sus estudios secundarios y universitarios y llegó a ser parlamentario del extinto grupo de Rodrigo Lloreda Caicedo, posición que honró con dignidad y eficiencia. Posteriormente llegó a la Gobernación de su departamento, correspondiéndole la difícil tarea de sanear las finanzas y adelantar unas cuantas inversiones sociales por nadie cuestionadas.

Sin embargo, lo han caricaturizado y puesto en ridículo por ser una persona de esas que llaman “del pueblo”, aduciendo que por su origen humilde no tiene los modales palaciegos que supone tan alta investidura y que —repito— no habla el idioma de esa importante nación.

Ante tales argumentos, yo pregunto: ¿cuántos embajadores hemos tenido que no dicen ni pío del idioma del país al que han sido enviados? ¿Y cuántos de gran porte y donosura la han embarrado con negociados, escándalos y borracheras?

Pero eso no lo ve la gran prensa, que cree que solo sus áulicos y encopetados amiguitos tienen las virtudes y el “caché” que exige la representación del nuestro país en el exterior.