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Sebas

Daniel García-Peña
02 de marzo de 2011 - 03:00 a. m.

HACE UNOS AÑOS, LA REVISTA CAM- bio lo destacó en su portada como el “Milk colombiano”, en referencia al dirigente estadounidense precursor y pionero de la lucha por los derechos de los homosexuales en ese país.

En la foto aparecía sonriendo, irradiando el orgullo  que sentía al ser, junto con Arturo, su compañero de vida, la primera pareja del mismo sexo que registraba su unión marital de hecho ante notario, estrenando esa figura en nuestro país, tan conservador y mojigato. Fueron también los primeros en afiliarse como pareja gay en una EPS.


Pocas veces he conocido un ser tan lleno de vitalidad, convicción, creatividad e inteligencia como Sebastián Romero. Político hasta los tuétanos, argumentaba con lucidez que la reivindicación de los derechos de los gays y lesbianas tenía que estar ubicada en la izquierda, al lado de quienes siempre han defendido a los excluidos. Asunto que a muchos de la izquierda tradicional, por su ortodoxia y estrechez mental, les costó aceptar. Es difícil encontrar seres más conservadores que los de la extrema izquierda.


Al lado de un grupo de hombres y mujeres jóvenes, fue fundador del Polo de Rosa, atreviéndose a romper terreno desconocido, como sector LGBT del Polo Democrático, logrando establecer por primera vez en Colombia la participación estatutaria de ese sector en las instancias de dirección de un partido político. Su lucha no fue sólo contra la homofobia y la discriminación de los gays y lesbianas, sino por la democracia y la libertad. Le tocó ver como los comunistas y los sectores más sectarios maniobraron para tomarse el control del Polo de Rosa y nos advirtió, desde ese entonces, que seguramente harían lo mismo con el Polo en su conjunto. La historia le fue dando la razón.


Tuve el honor de conocerlo y de trabajar a su lado. Aprendí mucho de él, no sólo acerca de los derechos gays, sino sobre todo en el uso de las nuevas tecnologías como herramientas de la política. Era insistente en que el lenguaje de la izquierda, muchas veces acartonado y dogmático, tenía que renovarse para poder conectarse con la gente y sus intereses. Fue elegido edil de Chapinero, en lo que muchos pensábamos sería sólo el primer peldaño de una prometedora y larga carrera política. Junto con la valiente alcaldesa local, establecieron los parámetros de política pública a favor de la diversidad sexual que hoy es ejemplo y modelo, no sólo en Bogotá, sino para Colombia y América Latina.


Trabajador incansable, quizás su mayor cualidad fue su alegría y optimismo. Ante la desilusión que para muchos ha sido la debacle del Polo ante el sectarismo y la connivencia con la corrupción, no dudó ni un segundo en mirar hacia adelante, señalando senderos alternativos de construcción democrática.


En plena juventud, con tantísimas metas aún por alcanzar, Sebas se nos fue. La inmensa tristeza que siento por su prematuro deceso sólo se verá mermada por el profundo honor que tengo de haberlo tenido como amigo y por la inspiración que nos dejó a las muchas personas que contagió con su amor por la vida, la dignidad y la justicia. Que en paz descanse.


danielgarciapena@hotmail.comtwitter: @danigarciapena


 

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