¡Sin audacia, imposible la paz!

Luis I. Sandoval M.
27 de agosto de 2019 - 05:30 a. m.

Al llegar a su trigésima segunda edición Semana por la Paz (SP), creada en el Programa por la Paz de la Compañía de Jesús, en su momento dirigido por el padre Horacio Arango S.J. (1987), confiada a Redepaz en 1994, recién constituida la Red, muestra una enorme capacidad para hacer visibles las innumerables iniciativas ciudadanas de paz existentes a lo largo y ancho del país.

La conocida lideresa de paz Ana Teresa Bernal trabajó arduamente, durante años, un equipo con ella, ahí estuve, para consolidar a SP como una oportunidad, incluyente al máximo, de los esfuerzos por la paz colombiana en el país y en el exterior. 

La SP es ya una arraigada tradición cultural que cuenta con un núcleo impulsor en Redepaz misma, la Pastoral Social Católica, la Pontificia Universidad Javeriana y el CINEP-Programa por la Paz. Sin embargo su despliegue no obedece a un centro que organiza y financia sino que expresa la libre creatividad sobre los caminos de la paz de actores locales y regionales desde las más diversas formas de ejercicio de ciudadanía.  

Este año la SP se encuentra con dos circunstancias bien claras: por una parte, un gobierno que en el primer año de gestión persiste implacablemente en una política reduccionista del acuerdo de paz suscrito el 24 de noviembre de 2016 con las FARC-EP y, por otra, una vigorosa respuesta ciudadana que pugna por la implementación sin esguinces de ese acuerdo de paz, exige completar la salida política del conflicto mediante nuevos diálogos y acuerdos, plantea cese unilateral de fuego y hostilidades al ELN como gesto incontrovertible de paz, demanda parar la tragedia del exterminio de líderes y lideresas sociales, no solo reducirla, y brinda todo el apoyo que necesitan la JEP, la Comisión de la Verdad y la Comisión sobre Desparecidos, para adelantar con éxito su trabajo.

Una de las principales formas, no la única, en que se manifiesta esa saludable reacción ciudadana es el movimiento Defendamos la Paz DLP que ya cuenta con mayoría parlamentaria (más holgada en Cámara que en Senado), que logró derrotar las objeciones del gobierno a la ley reglamentaria de la JEP, que está mostrando una capacidad importante para generar opinión favorable a la construcción de paz, que hace diplomacia por la paz, que recoge firmas para apoyar las circunscripciones destinadas, desde lejanos rincones, a la representación de las víctimas y que recurre a la movilización (26 de julio) para presionar soluciones y obtener garantías.

Esta SP se encuentra con un movimiento de paz superactivo, decidido a no dejar pasar el irracional designio de hacer trizas el acuerdo de paz. Trascendental e inédita circunstancia, pertinente resaltarla, ella puede ser el embrión de mayorías que voten por cambios y por actores políticos que viabilicen la paz. Estamos ante un sorprendente sujeto plural de cambio que despunta, entre cuyos objetivos, además de la paz, relacionados con su construcción, asume otros claves para mejorar a Colombia:

“1.Consolidar la paz con las guerrillas, y pasar la página amarga de la violencia política, 2.Proteger el medio ambiente, 3.Mejorar el talante moral de la sociedad colombiana, 4.Colmar el territorio con un Estado legítimo capaz de controlar a los actores armados, 5.Adoptar una política económica centrada en la igualdad social, 6.Fortalecer la educación pública, 7.Rescatar la memoria de tal manera que ella nos ayude a superar el pasado y enfrentar el futuro”. (Líneas del Libro ¿Cómo Mejorar a Colombia?, Editor Coordinador Mauricio García Villegas, Ariel UNal, 2018).

El movimiento ciudadano, social y popular de paz, Semana por la Paz, cuando levanta la consigna yo soy territorio de paz, aquí somos territorio de paz, es porque asume que en cada territorio la paz significa cambio. Los cambios, incluida la desactivación de todas las formas de violencia, son el camino cierto hacia la paz.  

Imposible no constatar, en este tiempo en que se incuba una nueva realidad social y política, cómo la audacia de los defensores de la paz comienza a ser mayor que la avilantez de los detractores de la paz. Audacia es capacidad extraordinaria de ver y hacer en medio de circunstancias complejas. Por supuesto que se requiere audacia para que la paz sea completa, transformadora, estable y duradera, paz en grande tejida con protagonismo cotidiano de la gente en campos y ciudades.

Una chispa de audacia inteligente, serena, persistente, está comenzando a brillar en la acción ciudadana por la paz. En cada relevo territorial de gobierno se juega la suerte de la transición-reconciliación. Por décadas hemos empujado el carro de la paz, se llegó la hora de pasar a conducirlo, en todas partes. Hombres y mujeres constructores de paz estamos comenzando a entender que ¡Sin audacia es imposible la paz!

@luisisandovallucho_sando@yahoo.es

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