Sobornos sin sobornados

Alberto Donadio
17 de diciembre de 2017 - 03:30 a. m.

En Panamá, Odebrecht reconoció haber pagado 59 millones de dólares en sobornos durante la presidencia de Ricardo Martinelli (2009-2014). Los recibieron sus hijos y sus ministros.

En Perú, la firma brasilera confesó haber girado sobornos por 20 millones de dólares para el presidente Alejandro Toledo (2001-2006), recibidos por un intermediario.

En Ecuador, donde Odebrecht afirma haber desembolsado 33 millones de dólares, está detenido el vicepresidente Jorge Glas.

A un año del escándalo Odebrecht, repasemos lo sucedido en Colombia.

La compañía admitió sobornos por 11,5 millones de dólares. Está comprobado que 6,5 millones los recibió el viceministro de Transporte del gobierno Uribe en 2009. Gabriel García Morales aceptó el delito y está condenado. Él firmó el contrato a favor de Odebrecht. Fue un soborno con sobornado en que un funcionario del Ejecutivo se vendió a una compañía privada.

Los cuatro millones de dólares restantes los recibió Otto Bula en el mandato de Santos, como contraprestación por la vía Ocaña-Gamarra que se adjudicó a dedo, sin licitación. El dinero le llegó al senador santista Bernardo Elías, alias el Ñoño, y a otros senadores. Pero en un año no ha salido a flote prueba alguna de que el presidente Santos, sus ministros u otros altos funcionarios hayan recibido sobornos de la constructora. A Luis Fernando Andrade, el expresidente de la Agencia Nacional de Infraestructura que firmó el contrato Ocaña-Gamarra, no se le ha demostrado un solo dólar de dádivas.

La Fiscalía, es cierto, ha desplegado una intensa actividad en el escándalo Odebrecht y además logró descubrir otras coimas, para un total de 27 millones de dólares, casi el triple de lo que la multinacional confesó hace un año. Además, por cuenta del fiscal Néstor Humberto Martínez, están en la cárcel el Ñoño y Musa Besaile, los dos pilares del partido de Santos, que fueron esenciales para reelegirlo en 2014 y que le garantizaron mayorías en el Congreso. Esa ya es una mácula para el presidente.

Sin embargo, la Fiscalía no ha explicado por qué frente a los sobornos pagados en el gobierno de Santos no hay altos funcionarios comprados. ¿Qué sucedió? ¿Se triangularon los sobornos? ¿Con dinero de Odebrecht pagó el Gobierno favores a los consentidos de Santos como el Ñoño Elías?

Odebrecht compró los favores que necesitaba: el contrato de estabilidad jurídica para ahorrarse 60 millones de dólares en impuestos y la vía Ocaña-Gamarra. Santos, aunque no haya recibido directamente coimas, ni se le hayan pagado a sus ministros o a Andrade, es indirectamente responsable, porque el sobornador consiguió su propósito.

La Fiscalía, que ha revelado mucho, no ha dicho quién en el Gobierno sabía que los sobornos se estaban triangulando. Ese mutismo de la Fiscalía le permite a Santos salvar las apariencias, dejando que se unten los Ñoños, Otto Bula y otros.

 

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