Socialismo bancario

José Roberto Acosta
28 de octubre de 2017 - 03:00 a. m.

Sólo falta una votación para que el proyecto de ley 285 en Cámara de Representantes, con ponencia de Telésforo Pedraza, y el proyecto de ley 84 de Senado, con ponencia de Hernán Andrade, se conviertan en ley, y aunque la reputación de estos congresistas sería suficiente para sospechar de la bondad de estas iniciativas, lo más grave es lo que contienen.

Sorprende que los banqueros, quienes encarnan el capitalismo en su más purista acepción, promuevan hoy la nacionalización de bienes particulares y la expropiación de dineros ajenos.

Sólo falta una votación para que el proyecto de ley 285 en Cámara de Representantes, con ponencia de Telésforo Pedraza, y el proyecto de ley 84 de Senado, con ponencia de Hernán Andrade, se conviertan en ley, y aunque la reputación de estos congresistas sería suficiente para sospechar de la bondad de estas iniciativas, lo más grave es lo que contienen.

Buscan modificar la Ley 80 de 1993, de contratación pública, y la Ley 1508 de 2012, que regula la participación de los contratistas privados en las obras de infraestructura, ya sea mediante un proyecto de obra pública, de concesión o alianza público-privada, los cuales, sin excepción, usan diferentes vehículos financieros para lograr los dineros necesarios para desarrollar las obras, entre los que se destacan los créditos otorgados por los bancos, quienes esperan recuperar lo prestado con el mayor interés y los menores riesgos posibles, riesgos entre los que destaca la posibilidad de que el contratista sea condenado por corrupción y que, como en el caso de Conalvías y Odebrecht, terminen en pérdidas para el sector financiero, tal como correctamente sucede con la ley actual.

Se propone que el Estado reconozca al contratista, aunque sea condenado por corrupto, la totalidad de “los saldos disponibles a favor de la entidad contratante en las cuentas o subcuentas del patrimonio autónomo del respectivo contrato”, como si la entidad contratante y el patrimonio autónomo no fueran creaciones, hijos y frutos del corrupto. Todo para que el banco, con cargo al erario, recupere hasta su último centavo prestado. La incertidumbre que genera la corrupción no desaparece, sólo se traslada con esta maniobra de la contabilidad bancaria al bolsillo de cada contribuyente de impuestos.

Se socializan pérdidas y riesgos bancarios sólo para asegurarles jugosas y seguras ganancias a los banqueros. Se nacionalizarían los consorcios, concesiones o vehículos de contratación que fracasen por corrupción en un cínico salvataje financiero con recursos públicos, expropiando partidas del presupuesto nacional en favor de intereses privados.

Con el falso argumento de despejar la vía a los cierres financieros de las obras de infraestructura, se despeja otra autopista para los corruptos, únicos ganadores con este esperpento legal.

@jrobertoacosta1;jrobertoacostaopinion@gmail.com

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