Sorpresas

Nicolás Uribe Rueda
23 de marzo de 2018 - 08:15 p. m.

El comportamiento de los electores en las urnas no deja de sorprender, y por ello cada vez resulta más complejo predecir algún tipo de desenlace en materia electoral. Ganó el brexit en el Reino Unido y Trump se impuso holgadamente. Aquí, el No sorprendió en las urnas, pese a que todas las encuestas anticipaban una paliza, y hace 15 días dos candidatos en las consultas interpartidistas obtuvieron tan altas votaciones que, en las encuestas subsiguientes, aparentemente descremaron la contienda electoral que hasta hace pocos meses tenía más de 30 candidatos.

Esta campaña tiene elementos inéditos y comportamientos sorpresivos. Para empezar, vale la pena señalar que el tema de la paz ha pasado a segundo plano y, por cuenta de la pobreza en la implementación en los acuerdos y la irremediable impertinencia de las Farc, ya son pocos los que se atreven a sostener que a lo negociado no hay que hacerle cambios sustanciales. Las Fuerzas Militares reconocen la dimensión de las disidencias, la coca crece sin control, los niños no fueron devueltos, asesinan a líderes sociales y la mayoría de los desmovilizados ni se sabe dónde están.

El factor venezolano, encarnado en la contienda por Gustavo Petro, hizo que la gente empezara a anticipar su decisión y renunciara probablemente al candidato de su primera preferencia para sumarse a quien no le disgusta del todo, pero parece más fuerte, para derrotar la amenaza populista y totalitaria del chavismo. Y, así las cosas, a pesar de que la desigualdad y la indignación en nuestro país es grande, el malestar de la gente con la política es creciente y el desprestigio institucional está en sus peores niveles, el millón de migrantes venezolanos y las imágenes sistemáticas de la tragedia creada por el Socialismo del Siglo XXI parecen estar vacunándonos, al menos por ahora, de apelar a una salida semejante a la que se aplica en Venezuela.

En tercer lugar, resultó extraño el giro ideológico en el que derivaron algunos candidatos por cuenta de sus alianzas electorales. Fajardo, en jugada insólita, terminó capturado por la izquierda cuando se tenía la idea de que era aliado del sector privado y actor político mimado de una amplia base empresarial con quien había trabajado bien en el pasado. Y De la Calle, que salió indemne en credibilidad luego de su paso por La Habana, decidió radicalizarse al elegir como fórmula vicepresidencial a quien fuera militante de la UP, aliada de Samuel Moreno, presidenta del Polo y otrora coequipera de Gustavo Petro en anteriores contiendas presidenciales. No se entiende ahora cómo podrán regresar al centro, cuando salieron de él voluntariamente a través de sus alianzas con la izquierda en una aventura que perdieron con el aventajado candidato Petro.

Esta campaña está rara, porque los punteros de hace unas semanas andan de coleros, porque quien lidera la intención de voto logró quintuplicar sus números en apenas mes y medio y porque la consulta interpartidista terminó siendo una primera vuelta. Está rara porque los temas de la campaña no fueron los que eran sino otros, porque los escándalos no han salido y porque las maquinarias parecen estar siendo relegadas del debate. Ya veremos, pero, con seguridad, en lo que resta de campaña lo único que debemos esperar con algo de certeza son sorpresas.

@NicolasUribe

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