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Sucesión en EE. UU. y singularidad actual

Arturo Guerrero
13 de noviembre de 2020 - 03:00 a. m.
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Hay quienes dicen que la caída de Trump no es importante para Colombia porque Estados Unidos es el mismo Estados Unidos vapuleado por Bolívar cuando éramos chiquitos. Es decir, que Biden al fin y al cabo es otro presidente gringo con el mismo gorro feroz de Tío Sam usado por sus predecesores.

Añaden que los partidos Demócrata y Republicano son dos caras de la misma moneda imperial. Y que por tanto seguirán arrasando al planeta por los siglos de los siglos, igual que las religiones y sus deidades, amén.

Quienes así piensan no advierten la capa episcopal con que ofician como feligreses de la otra religión del siglo XX. Esta se expandió después de la Primera Guerra Mundial y atravesó con su dogma el siglo XX entero. Entre nosotros sobrevivió a manera de santo de palo, hasta la firma del trizado Acuerdo de Paz habanero.

Colapsó en sus cimientos cuando la vieja guerrilla ultramontana entregó a los hornos los fusiles y abjuró del coctel letal de política con balas. A pesar de este derrumbe estrepitoso, muchos intelectuales y antiguos militantes desarmados continúan hoy con sus cerebros intactos. Son los indiferentes al fracaso de Trump.

Siguen santiguándose ante el altar de la revolución violenta, y se acicalan con boinas ladeadas estilo Che Guevara. Así como nunca superaron en su intimidad la moral y rezos de la religión de dos mil años, siguen atornillados a una ciencia extenuada que no ve más arriba del dato económico y que dividió la vida en polos antagónicos.

La militancia los estancó en un pensamiento único que los descarriló del curso de la historia. Se parapetan en una conciencia altruista, buscan cambiar el mundo para favorecer a los desfavorecidos. Pero son ciegos a los campos de trabajo, al absolutismo de los jefes, a las hambrunas proletarias, a la melancolía generalizada que se instaló en los países donde triunfaron las revoluciones.

Su mundo se segregaba entre países imperialistas y masas insurreccionadas hasta la victoria o muerte. Por eso no ven matices ni procesos, desdeñan la cultura y las pequeñas libertades. Por eso les da lo mismo que domine Trump o que lo superen un aliado de nuestra paz agonizante y una mujer negruzca e india.

Las diferencias indiscutibles no los sacuden, no los hacen retroceder un milímetro en su catecismo de partido único. Tampoco les cambia su apreciación sobre un planeta moribundo que hoy respira un tris porque le quitaron la bota policial de la garganta. No se les mueve un pelo al considerar que las mujeres cesarán de ser palpadas en sus partes entre risas.

De este modo, el pensamiento dogmático es animal muerto y atravesado en la ruta de una humanidad que ha reventado las viejas seguridades. El amor, el género, el sexo, el arte, la ciencia, los deseos vitales, la propulsión juvenil, el poderío de los negros, el torrente de las mujeres, el remedio de las plantas selváticas, esas alteraciones y muchas más, son ejes transversales de la singularidad actual.

Trump era una cerrazón universal. Biden introduce un ademán en sesgo.

arturoguerreror@gmail.com

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Julio(87145)13 de noviembre de 2020 - 07:53 p. m.
Existen muchísimos fanáticos (acullá) con añoranzas de mano dura. No es nada desdeñable el número de votos que ha alcanzado ese patán en EU, aun cuando no haya ganado. Que peligro.
maria(92270)13 de noviembre de 2020 - 02:53 p. m.
Bien dicho ademan de sesgo, eso borra todo lo anterior que se nota, con gran esfuerzo, escribiste!
maria(92270)13 de noviembre de 2020 - 02:50 p. m.
Este señor detesta más a la izquierda que a la derecha por ultra que sea-- Se las da de progre y repite... repite... repite... repite. Cada columna parece un ejercicio de escritura sobre el mismo tema. Parece traumado por alguna vieja militancia, como esos tipos que condenan a las mujeres y se extasían hablando mal de ellas porque en algún encuentro sexual no se les paró.
Julio(2346)13 de noviembre de 2020 - 02:13 p. m.
El mundo entero espera ansioso el fin del mortal virus. Este saldrá de la Casa blanca el 20 de enero, pero los colombianos deberán armarse de paciencia hasta el 7 de agosto 2022, día que saldrá por la puerta trasera de la Casa de Nariño nuestro virus uribista. El narcoparaco aún esperaba la extensión de su dominio, pero sólo logrará la extinción de su dominio. VADE RETRO MATARIFE!
Atenas(06773)13 de noviembre de 2020 - 12:56 p. m.
Y con abstrusas ideas, cual carniceria barata q' mete gato por liebre, Turo, entre confuso muro, como q' abjura de la estolidez mamertosa. Pues esa parece ser la cosa a la q' con tanta prosa de arabesco verbo, o de senilidad en ciernes, hoy viernes a nuestro opinador acosa. ¡Barajá otra vez!
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