Hace algunos años, siendo una entrevistadora en primeras prácticas, conversé con la dibujante catalana Pilarín Bayés. Durante la entrevista surgió un comentario sobre una expresión que usamos los dominicanos para desalentar las fantasías de los que sueñan despiertos. Si alguien que contempla el atardecer en Santo Domingo dice: “Mañana temprano volaré a París y me comeré un cruasán mirando la torre Eiffel”, su interlocutor podría contestar: “Sueña, Pilarín”. Pude explicarle a Pilarín Bayés el uso que le damos a la frase, pero no su origen. Un estudioso que consulté días más tarde me dijo que podía estar en boca de los dominicanos desde los años 20 o 30, por el título de una novela de Abigail Mejía.
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