Técnicos extranjeros, buenos, pero ojo

Antonio Casale
23 de febrero de 2018 - 03:13 a. m.

Es muy bueno que vengan entrenadores extranjeros a aportarle al desarrollo del fútbol colombiano. Tipos como Russo, Gregorio Pérez, Polilla Da Silva, Pelusso o Almirón tienen los pergaminos necesarios como para esperar respeto de parte del colectivo. Casi todos los clubes grandes, salvo Júnior, cuentan con técnico foráneos. De ellos se espera que traigan disciplina táctica, que nuestros equipos sean menos inocentes en defensa y, por ejemplo, que se mejore en el juego aéreo defensivo. Todas esas son virtudes del sur del continente. A eso hay que sumarle el trabajo mental. No podemos desconocer que uruguayos y argentinos tienen esa virtud que les permite luchar y marcar diferencias, sobre todo cuando la cosa está pareja.

Pero una cosa es que vengan a aportar elementos necesarios para que nuestro fútbol mejore y otra muy distinta es cercenar las virtudes naturales de nuestros futbolistas. El jugador colombiano es alegre por naturaleza, tiene picardía, es veloz, le gusta regatear y jugar la pelota por el piso. Así se han conseguido logros importantes, sobre todo en los últimos 20 años.

Por eso preocupa ver a los equipos de Bogotá, a pesar de sus buenos resultados, desentendidos del balón por largos momentos, como si la pelota les molestara. Lo propio pasa con el Cali de Pelusso, que está lleno de buenos jugadores ofensivos pero insiste en armar un equipo ultradefensivo, ajeno a las virtudes de sus mejores hombres. No es un buen síntoma ver a Almirón quejándose de los árbitros cada vez que su equipo no logra un buen resultado.

Al mismo tiempo reconforta ver por largos momentos del partido al DIM de Ismael Rescalvo, un entrenador español con menos pergaminos que los anteriormente citados. Esto hasta ahora está comenzando, pero el poderoso, además de ganar los cuatro primeros juegos del torneo con una diferencia de gol de más seis, trata bien a la pelota, se defiende con ella, la pone al piso, pone menos volantes de marca y más manejadores de balón, le da a la salida por los costados su justa importancia, sin excederse. Gusta, sabe a criollo el Medellín. Además es un conjunto equilibrado, que se defiende bien. Todavía tienen largos baches en los que no se encuentran en la cancha las ideas, pero en general son los mejores del arranque de torneo, más allá de los resultados.

No se trata solamente de obtener buenos resultados. La esencia del fútbol colombiano es el buen trato del balón. Bienvenidos todos los técnicos que vengan a enriquecer esa impronta a través de mejores tácticas defensivas y una mentalidad ganadora que todavía es ajena a los nuestros, pero que no nos vaya a pasar lo de los africanos.

Esa alegría de Camerún o Nigeria de los 90 se acabó cuando comenzaron a llevar técnicos alemanes y de la Cortina de Hierro para enseñarles a defenderse mejor. Hoy su fútbol no es ni la sombra de lo que prometía ser. Que no se les vaya la mano.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar