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Temporada musical

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Manuel Drezner
09 de febrero de 2010 - 02:59 a. m.
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Como el Colón está cerrado, y quién sabe por cuánto tiempo, las temporadas de conciertos capitalina necesariamente se han desplazado a otras sedes y una de las principales es Colsubsidio. (La otra principal, la Biblioteca Luis Ángel Arango).

En Colsubsidio habrá en febrero dos series de conciertos, una dedicada a lo que llaman grandes pianistas y la otra a cargo de la Sinfónica.

Los grandes pianistas son Marcos Madrigal, quien tocará selecciones de Goyescas de Granados (¿habrá alguien alguna vez que se atreva con el ciclo completo?); Jing Jing Wang, otra vez con selecciones, estas de Iberia de Albéniz; Alejandro Deljavan, quien hará homenaje a Chopin y Schumann, y Aldo López Gavilán, con un curioso programa en que informan que tocará obras de Mozart, Brahms y Rachmaninov, para complementar con una muestra de jazz cubano contemporáneo. No sé cómo le va al jazz cubano contemporáneo con Mozart, Brahms y Rachmaninov, pero hubiera sido mucho mejor o dedicarse al jazz cubano o a los grandes maestros mencionados, porque esta mezcla no la veo viable, para citar una frase de moda en estos tiempos.

En cuanto a la temporada sinfónica, ésta comenzará con Carmina Burana, de Orff, dirigida por el titular Baldur Brönimann, que seguramente será un lleno total porque ésta ha desplazado a otras obras para ser la más popular del repertorio sinfónico, a juzgar por el número de veces que se toca. Hay que recordar que el inolvidable maestro Manolov la presentó en versión dramatizada con gran éxito, pero esta vez será sólo la obra, un concierto que durará más o menos una hora. Sergei Sichkov tocará el tercer concierto de Rachmaninov en otra presentación, esta vez combinado con  Petrushka de Stravinsky y habrá dos presentaciones adicionales con el Concierto para violín de Tchaikovsky y la Sinfonía Reforma de Mendelsohn, por un lado, y en el otro, la Segunda Sinfonía de Sibelius más el Concierto de Aranjuez, otra obra archipopular. Como se ve, los programas son atractivos, pero no necesariamente novedosos y seguramente atraerán cantidad de público.

Cada concierto anunciado, y esto si es novedad laudable, tendrá una hora antes un llamado “conversatorio”, donde me imagino que los interesados podrán enterarse de los detalles de lo que se va a tocar. Pero somos muchos los que desearíamos un poco más de novedades en los conciertos y en especial algo más de música de nuestro tiempo, repertorio en el cual, como se mencionó en otra nota, el director Brönnimann parece ser experto a juzgar por lo que le oí dirigir en Londres.

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