"Terra patrum"

Augusto Trujillo Muñoz
23 de febrero de 2018 - 02:30 a. m.

Los latinos le decían terra patrum a la tierra de los padres. Eso era el Tolima para Alberto Lozano Simonelli. Nació en Bogotá, en el hogar que formó Fabio Lozano y Lozano con Elena Simonelli Ratti, pero era tolimense. Alguien podría decir que fue el menos tolimense de los Lozano. Por el contrario, fue el que más y mejor ejerció como hijo de la tierra de los padres. Lo hizo hasta el último día en que se lo permitió su salud.

Este 16 de febrero se cumplió el tercer aniversario de su fallecimiento. Recuerdo a Alberto con afecto porque me unió a él una amistad entrañable, pero también con admiración porque fui testigo de su honradez intelectual, de su conducta ética, de su ademán generoso con los suyos y con sus amistades más caras.

Su abuelo, Fabio Lozano Torrijos, el fundador de la estirpe, nació en Falan. Casó con Esther Lozano Alfaro, nacida en Melgar. En Ibagué nacieron sus ocho hijos. Hace casi 90 años, Juan Lozano y Lozano escribió un hermoso texto que tituló Terra patrum, la tierra de los padres. En él anota que Ibagué hace de sus hijos personas nobles, desinteresadas, idealistas. El ibaguereño, dice Juan, vive lenta y sencillamente, sin afán de acumular tesoros en la tierra, como no sean los tesoros del sentimiento. Parecería que Juan estuviera anticipándose a dibujar el alma de Alberto.

Conocí a Alberto cuando fue designado gobernador del Tolima, aunque ya había tenido algún contacto con él a través de su hermano Fabio. Ejerció el primer empleo del departamento con auténtica vocación de servicio. Tiempo después, compartimos sitio como miembros del Comité Editorial del diario El Espectador, al cual nos vinculó su director Carlos Lleras de la Fuente. También formaron parte del Comité Ernesto Rojas Morales, Jorge Humberto Botero y Fidel Cano Correa, actual director del diario. Había alguien más, pero la memoria me falla.

No recuerdo cuando, pero sí recuerdo cómo: en torno a un whisky Alberto Lozano, Gregorio Rudas y yo leímos un fragmento de Terra patrum. Ahora lo retomo: “En el costado de la plaza mayor de Ibagué, opuesto a la catedral, existía una modesta y antigua residencia construida en el estilo típico de la ciudad de antaño. Allí, recién casados, vinieron a formar hogar íntimo y pobre dos jóvenes seres en quienes resplandecían las virtudes auténticas de la raza… allí empezaron su lucha, allí nacieron sus hijos… allí la sociedad bondadosa les abrió camino. Hoy que ambos duermen bajo la tierra sobre la cual vivieron más de 50 años unidos, yo me siento más que nunca ligado al lugar de su ilusión y de sus luchas juveniles”. Alberto reaccionó: “Siento como si hubiera vivido siempre en esa casa”. Era cierto: siempre vivió en terra patrum.

Alberto casó dos veces: con María Victoria Vila y con Gloria Rengifo, ambas oriundas de ese gran Tolima de nuestros mayores. Sus hijos son tolimenses como el que más. Alberto, el mayor de ellos, en relación con su padre, dice haberse sentido “espectador privilegiado de una vida ordinaria, llena de momentos extraordinarios”. Hace pocos días lo recordamos con Yezid Castaño. Los amigos de Alberto Lozano Simonelli tuvimos la fortuna de conocer a un hombre extraordinario.

* Exsenador, profesor universitario.

@inefable1

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