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Test para políticos activos

Cecilia Orozco Tascón
19 de agosto de 2009 - 04:12 a. m.

ME DA PENA AGUAR LOS HOMENAJES que se le están ofreciendo a Luis Carlos Galán con motivo del gigantesco vacío que dejó hace dos décadas, pero hay que decir que, salvo unos artículos de sus pocos amigos, lo que se ha publicado es hipócrita, superficial y oportunista.

Los colombianos más jóvenes deben saber que un gran sector de la política clientelista que está vigente como nunca lo detestaba, le ponía zancadillas, minimizaba su importancia y se burlaba de su movimiento al cual llamaba “el grupo de los ángeles” para referirse, de manera despectiva, a su rechazo a las componendas y cesiones de principios.

Es verdad que al final de sus días el liberalismo lo reincorporó, no por aprecio sino por el éxito de su campaña. Pero también es cierto que quienes formaban parte del establecimiento urdían planes contra él. Tal vez no participaron en el magnicidio, pero tampoco hicieron nada para prevenirlo. Y ahora exaltan su memoria porque da réditos, pero con sus cantos bonitos sepultan el fondo de sus posiciones y también los hechos del presente, como si éstos no tuvieran relación con los fenómenos que él denunciaba.

Sería bueno que los gobernantes, candidatos a la Presidencia, dirigentes de los partidos nuevos y viejos, así como aspirantes a Senado y Cámara contestaran el siguiente test para suponer de cuál lado estarían ellos, y de cuál Galán, si le hubieran permitido vivir:

— ¿Condena en público el narcoparamilitarismo, pero en privado sostiene —con sonrisa cínica— que fue, es y será un mal necesario?

— En su trasegar político, ¿ha aceptado apoyos o recibido algún beneficio de ‘narcos’ o ‘paracos’ de quienes “en ese momento” sólo se sabía que eran ciudadanos respetables?

— Para conseguir votos regionales o sostenerse en su posición, ¿hizo usted alianzas —o las hace— con gente de la que se conoce que tiene uno en conducta y decenas de millones en dinero porque no ha sido condenada por la justicia?

— Entre sus colaboradores o en las filas de su movimiento o coalición, ¿mantuvo o mantiene a parientes de grandes delincuentes o asesinos porque la responsabilidad penal es individual?

— ¿A cuántos parapolíticos condenados les dio su aval en las elecciones pasadas?

 — ¿Cuántos parientes de los parapolíticos condenados estarán en las listas al Congreso de su partido en 2010?

— Si le advierten que funcionarios de su gobierno, de su familia o de su colectividad están enriqueciéndose con contratos públicos, ¿no cree, no oye, no ve, no entiende y está seguro de que lo persiguen sus enemigos?

— ¿Influye ante los jueces y los tribunales para “ayudar” a sus adeptos?

 — ¿Recibe apoyos económicos de empresarios “honestos” que necesitan una concesión, una ampliación o un nuevo contrato del Estado?

— Cuando ya no hay más remedio que aceptar la culpabilidad de una persona tan cercana a usted que puede afectar su prestigio, ¿trae a colación la famosa frase que nunca compartió de “fue a mis espaldas”?

— Si usted contestó sí a una sola de las preguntas anteriores, comprenderemos que es un político de los que eufemísticamente se autodenomina pragmático y entenderemos por qué de 1989 a 2009 nada ha mejorado en materia de ética. Ha empeorado, y lo más grave es que en el poder, en medio de aplausos, está representado todo lo que Galán combatió.

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