¡Todo es mejor con huevo!

Madame Papita
13 de julio de 2018 - 02:00 a. m.

El dilema de qué fue primero, si el huevo o la gallina, es de no acabar, es tan complejo como el de la creación universal. Lo cierto es que con el huevo se aportó a la alimentación humana uno de los ingredientes más diversos, nutritivos y benditos en la gastronomía mundial.

En Colombia el huevo es símbolo de un buen desayuno: huevos revueltos, pericos, con mazorca, fritos o inclusive dentro de un caldo de costilla nos demuestran que un desayuno sin huevo estaría incompleto. Si nos vamos a preparaciones más complejas como una omelette o tortilla, estas resuelven desayunos, almuerzos y hasta la comida, pues si se les adicionan abundantes verduras, jamones o queso son un tremendo plato. Pero para los más dietéticos y calculadores, a la hora de los aportes calóricos, el huevo también es la solución. Pochados, claras solas o huevos duros (cocidos) siempre serán los reyes de los más rígidos regímenes de alimentación.

Para los más lanzados en la cocina también hay espacio para las creaciones con huevo. Unos buenos benedictinos, unos cocotte, unos mexicanos bien picosos o los siempre y bien amados huevos estrellados españoles (con muchas papas y una buena adición de serrano) solucionan cualquier domingo sin ganas de cocinar, pero sí de comer bien.

Además de todas estas delicias, sencillas de preparar, los huevos nos resuelven la vida a los cocineros. ¿Qué haríamos sin el huevo para finalizar una pasta carbonara, para sumergir unas tostadas francesas o para darles un toque dorado y crocante a unos croissants? Los huevos además nos arreglan la vida cuando hay poco mercado o pocas ganas de improvisar, con unos buenos huevos usted siempre dejará a todos contentos en su mesa.

Para mi no hay nada como coronar un humeante arroz blanco con unos huevos fritos con las yemas salsuditas, unas tajadas de tomate, cilantro, aceite de oliva, sal y pimienta. Piénsenlo bien, bandeja paisa sin huevo está coja; changua sin huevo no es changua; arepa de huevo sin yema melcochuda sería como un beso sin babas; bistec a caballo sin huevo es una carne con cebolla y tomate, y la gloriosa ensalada fría con todo lo que le quieran poner, sin huevo duro picado, dejaría de ser la salvación del fin de mes sin mercado. A mí ¡denme un huevo! Por favor.

Hoy quiero recomendarles un lugar mágico en Monguí para quienes en estas vacaciones visitan Boyacá. Camino al Calicanto, una casa colonial llena de rincones floridos, mesas donde pueden almorzar al sol y un menú variado pero lleno de sabor boyacense. Las truchas son frescas y en varias presentaciones, todas crocantes y muy sabrosas. Pero el plato campeón, el cocido. Todos los tubérculos propios de estas tierras en su punto, deliciosas papas nativas, mazorca tierna, longaniza y carne. Terminado con un hogao fresco y acompañado con una cerveza fría, es el mejor bocado de Boyacá que se puedan llevar.

@Chefguty

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