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Todos unidos: queremos paz

Hernando Roa Suárez
14 de marzo de 2008 - 09:53 p. m.

Cuando literalmente el mundo se preparaba para conocer el desenlace de la reunión del Grupo de Río, en República Dominicana, en el salón Ejecutivo de El Tiempo, con la participación de Antanas Mockus, Iván Cepeda, Rodrigo Uprimny, Rafael Guarín, Oscar Morales y la equilibrada moderación de León Valencia, un grupo significante de la intelectualidad colombiana fue convocado, con el patrocinio de la revista Cambio, El Tiempo y Fescol, para dialogar en torno a un tema que tiene y tendrá gran importancia para la comprensión de nuestro desarrollo político: Las marchas contra las violencias.

Teniendo en cuenta las intervenciones de los participantes, elaboraré siete reflexiones sobre el debate y doce alternativas. Estudiémoslas: i. El evento estuvo inscrito en un momento muy preciso en que la democracia colombiana atravesaba por la más grave crisis, en el manejo de las relaciones internacionales, desde 1821. ii. Se efectuó al día siguiente de la segunda gran marcha organizada para solidarizarnos con las víctimas y los desplazados provocados por los violentos, especialmente por los paramilitares.

iii. Las marchas del 6M, que también se dan en un marco de confrontación, no fueron tan nutridas como las del 4F, ni contaron con el apoyo expreso del gobierno. En cuanto a la celebrada en Bogotá, fue realmente concurrida, heterogénea y aproximadamente un 85% de los asistentes, oscilaban entre los 16 y los 30 años. Allí pude observar algunos rectores, ex rectores, vicerrectores, decanos, jefes de departamento, profesores y alumnos de universidades públicas y privadas. Fue notoria la presencia del Polo y de su presidente Carlos Gaviria; diversos representantes de comunidades indígenas y afro-colombianas; y un nutrido grupo de líderes sindicales. Fue patente la representación de diversas organizaciones femeninas y su participación. Simbólicamente era una manifestación de duelo por nuestras víctimas y desplazados. Muy importante la presencia de periodistas y comunicadores que habíamos participado en la del 4 F y que estábamos comprometidos con esta manifestación.

En gran síntesis: la marcha fue una magnífica expresión pluralista de un sentimiento que está haciendo presencia en diversas ciudades colombianas para protestar contra todas las formas de violencia y en búsqueda de un desarrollo de los preceptos sustantivos que los colombianos plasmamos en la Constitución del 91. Existe un rechazo ciudadano a las violencias provocadas por las Farc, los elenos, los paramilitares, los narcotraficantes, las variadas formas de delincuencia organizada, la corrupción de los politiqueros y las diferentes combinaciones existentes entre estos grupos y organizaciones. Es claro que somos solidarios con las víctimas y esperamos verdad, justicia y reparación. Se evidenció una expresión de la indignación de los colombianos frente a los violentos; y un fenómeno novedoso: son posibles las acciones públicas pluralistas, para enfrentar temas comunes.


iv. Si leemos cuidadosamente los símbolos, las consignas, las publicaciones…, presentadas a raíz de las marchas, encontramos que existe una eclosión nueva del dolor de los colombianos; se ha hecho visible una resistencia pacífica frente a las violencias y ha irrumpido, públicamente, el tema de los crímenes de estado. Notemos así mismo que ha tenido eco internacional, el que los sectores mayoritarios y conscientes de Colombia, rechacemos los presupuestos y acciones de las Farc y el Eln; que los narcotraficantes han producido inmensos daños a la economía y a la conciencia ética y política de los colombianos; que nos duelen los desplazados y todas las víctimas de las diversas formas de violencia; que las fosas comunes y los secuestros, son igualmente graves, condenables e indignantes.

v. Conociendo que son múltiples los caminos para construir democracia participativa, las marchas son una alternativa eficiente para ello y para enfrentar el terror; además, ha sido manifiesta la visibilidad de las víctimas. vi. Como es apenas natural, el papel de los medios de comunicación ha sido sustantivo para el desarrollo de las convocatorias; y vii.  Si pensamos en las movilizaciones de los últimos dos decenios, recordamos las presentadas a raíz de la Constituyente del 91; del No más; del asesinato de Luis Carlos Galán y de los otros candidatos presidenciales, pero, las del 4F y 6M, tienen unas características distintas y reflejan evoluciones importantes de la conciencia política de los colombianos. Ellas, han sobrepasado la capacidad de congregación de los partidos políticos tradicionales; y ninguna de las llamadas empresas electorales, ha tenido esa capacidad de convocatoria.

Ahora, acerquémonos cuidadosamente a esbozar algunas alternativas viables frente a las marchas ciudadanas. Ante su afianzamiento, que se presenta con las características de los movimientos sociales contemporáneos, debemos evitar las simplificaciones para el abordaje de la complejidad actual del proceso político nacional, latinoamericano y mundial, y comprender la magnitud y viabilidad de las propuestas que estamos invitados a revisar. Veamos algunas que podemos extractar con base en los planteamientos formulados por los panelistas: i. Farc, paramilitarismo, narcotráfico y sus diversas combinaciones, son un problema vigente y delicado que ha amenazado y amenaza la institucionalidad colombiana y hay que enfrentarlo con el poder de la política; la ciencia y la tecnología; los medios de comunicación democráticos; y la juridicidad. Se ha sugerido que sería posible y conveniente sumar 4F + 6M y obtendríamos un magnífico 10. Sabemos que la unión hace la fuerza; una sociedad civil organizada, frente a los actores criminales, es una fuerza significante. Sumando, es Colombia diciendo: ¡Basta ya!

ii. Es conveniente construir una agenda colectiva sobre temas significantes; propiciar un diálogo nacional incluyente; vencer el aislamiento, incomunicación y desconfianza entre diversos sectores; y dialogar puntualmente sobre las violencias, sus etiologías y alternativas. Muy útil se me presenta propiciar el encuentro civilista entre posiciones políticas diversas. Las marchas son caminos para enfrentar la atonía (falta de cohesión social) y la anomia (conductas desviadas) de amplios sectores sociales.

iii. Todos los sectores políticos y los representantes de la sociedad civil, estamos invitados a repensar la Constitución del 91 y lo que implica la concreción de una ciudadanía con derechos y deberes. Debemos profundizar los desarrollos constitucionales en torno al estado social de derecho. iv. Hay que estudiar incisivamente el papel de la juventud contemporánea que no piensa y actúa, por ejemplo, como en los decenios de los setentas y de los ochentas. Ante las globalizaciones, necesitamos para Colombia nuevos tipos de líderes políticos, que estén preparados para ser estadistas y no burdos negociantes de la politiquería; hay que leer bien qué significa que la juventud universitaria está ahíta de los politicastros.


v. Es útil replantear los currículos y los programas, a través de todo el sistema educativo, para fortalecer la conciencia política de los colombianos sin distinciones de clase y estratos sociales; hay que contribuir a crear un nuevo sentimiento ciudadano y conocer y desarrollar los postulados planteados en la Constitución. También, revisar el conjunto del proceso de enseñanza-aprendizaje en torno a la formación política desde la niñez. Estamos convocados a formar nuevos sujetos políticos; en Colombia no existe democracia participativa, debemos construirla con responsabilidad. vi. Frente a las víctimas, hay que buscar puntos de consenso en torno a la verdad, la justicia y la reparación.

vii. Se me presenta imperativo, seguir fortaleciendo el papel cumplido por nuestras Cortes y enfrentar los crímenes de estado, movilizándonos al amparo del estado social de derecho. viii. En relación con la Oficina del Presidente, se debe replantear técnicamente, el proceso de la toma de decisiones, como corresponde al desarrollo político y científico-tecnológico de un régimen presidencial en el siglo XXI. ix. Pensando en la reforma política, hay que estudiar detenidamente el proceso de selección y de elección de los miembros del Congreso colombiano y definir si es el momento preciso para organizar un régimen semi-presidencial o parlamentario. 

x. Los representantes de los sectores empresarial y financiero y sus respectivos gremios, tienen una gran responsabilidad en propiciar y comprometerse en los procesos de la formulación, implementación y evaluación de las políticas públicas (en torno a educación, vivienda, salud, empleo, recreación y seguridad), que implementen la justicia social, la paz y la democracia.  xi. Debemos remarcar el papel fundamental que, para la construcción de la democracia participativa y la formación de un profundo sentimiento libertario, deben desempeñar los medios de comunicación. En nuestro país existen serios atrasos y sin nuevos programas, dirigidos a la creación de conciencia democrática y pluralista, será muy lento el proceso de cambio; y xii. El conocimiento de la realidad del sector rural nos indica que el tema de las tierras es decisivo, si en verdad queremos buscarle salidas al conflicto; este aspecto es vital para efectos de la reparación.

Pensemos en la conveniencia de socializar el conjunto de las reflexiones planteadas, en todas las regiones colombianas. Debemos tomar conciencia de la gravedad del momento político contemporáneo y que la civilidad debe tener un papel protagónico en el país. La política como arte y ciencia, está a la orden del día. Hay que fortalecer el Estado y desarrollar la democracia participativa; estar muy atentos a lo que está pasando y lo que están pensando los diversos sectores conscientes; hay que abrir la democracia con dimensión de profundidad.

Y unas preguntas inquietantes: quienes no hemos sido responsables directos de las acciones violentas ¿qué responsabilidad tenemos frente a la magnitud de la inequidad existente en nuestra sociedad? ¿Cómo deseamos comprometernos en la construcción de una sociedad justa, pacífica (con ausencia de violencia abierta y estructural), y libre (relacionada con todos los países y sin sometimiento a potencia mundial alguna)?

roasuarez@yahoo.com

 

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