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Tránsito y permanencia

Lorenzo Madrigal
08 de junio de 2020 - 05:00 a. m.

Todo parece que el Gobierno Nacional omitió el permiso del Congreso para la presencia de tropa extranjera en el territorio, que no es tránsito ni está muy claro para qué permanece.

No soy quién, como diría Belisario, para sentenciar sobre el asunto; pero alcanzo a pensar que si el mero paso de tropas requiere del permiso, cuánto más la permanencia, que no está mencionada en norma alguna. Salvo que lo autorizaran los tratados públicos de colaboración internacional (que incluyan tanto el paso como el haber venido para quedarse) y estos prevalezcan como producto que han sido de una previa aprobación senatorial.

Que sigan peleándose el tema los estrictos juristas y los políticos que no tuvieron escrúpulos para tolerar la intromisión extranjera en la elaboración o reforma de las normas constitucionales, desde ámbitos ajenos —territoriales e ideológicos—, a modo de pactos de guerra. De Cuba iban llegando las propuestas que el gobierno de Bogotá aceptaba y sometía al Senado con la rapidez del mismo fast track que ellas introdujeron. Y dejémoslo allí.

Queda en el trasfondo la existencia de dos tendencias en el país en todos los temas. Más aún, si de lo que se trata es propiciado por uno u otro gobierno. El que ahora nos rige es tenido como de derecha y el anterior, esto es, el de la paz cubana, de izquierda, amistoso como fue con la guerrilla con la cual firmó un pacto de paz.

Aparte, pues, de lo jurídico, que es utilizado siempre según la conveniencia, está bien que el país se acoja al alero norteamericano, donde lo colocó la historia durante su desarrollo (respice polum) y muy particularmente la Segunda Guerra. Los que desde esas mismas fechas vienen aproximándose a la extrema izquierda en este entorno geopolítico tienen la pretensión de llevarnos con ellos, de buena gana o por fuerza.

Si nuestros vecinos, hoy enemigos abiertos, hacen despliegue de un gran apoyo internacional que enfrenta a Norteamérica, representado en fuerzas militares de tierra, mar y aire, a qué viene el escándalo por 52 uniformados, marines tal vez, en misión que por el momento no ofende, pero que sin duda son disuasores de cualquier ataque a nuestra democracia. Se sabe que hay en la cercanía regímenes totalitarios que acechan. Con el deseo pienso que los tratados públicos de colaboración con el país del norte, previamente aprobados, como debieron serlo, darán suficiente respaldo para legitimar esta remesa tímida de apoyo militar.

 

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