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Trapisonda electorera

Ernesto Yamhure
10 de diciembre de 2009 - 03:29 a. m.

LA PELEA QUE EL POLO DEMOCRÁTIco le ha declarado a la Federación Colombiana de Municipios demuestra el talante politiquero y mezquino de esa colectividad que, por supuesto, no está pensando sino en sus propios intereses electoreros y no en el desarrollo de los pequeños municipios que se benefician grandemente de esta federación.

Está claro que a Samuel Moreno le importa un pepino la suerte de Fedemunicipios. Al fin y al cabo él y su hermano Iván son autosuficientes en materia de cabildeo. De la agremiación no necesitan nada, porque saben que solitos pueden hacer muy bien su tarea, sin pensar un instante en los cientos de municipios de menos de 10 mil habitantes que gracias a la efectiva gestión de la federación tienen algo de interlocución con el poder central.

Valiéndose de su secretario de Hacienda, el Alcalde de Bogotá ha librado una dura batalla que pretende explotar en mil pedazos a Fedemunicipios. Ha alegado que todo se limita a las diferencias que hay respecto de los recaudos del SIMIT (Sistema Integrado de Multas e Infracciones de Tránsito). En efecto, una de las fuentes de ingresos de la federación consiste en la gestión de cobro de multas de tránsito. Un porcentaje de lo recaudado debe ser para esta entidad y el resto para el municipio donde se cometió la contravención de tránsito.

El debate que se ha generado entorno a este episodio ha llevado a que Bogotá y Medellín no hayan desembolsado los recursos que les corresponde y se haya remitido el caso a los tribunales.

Pero el asunto de fondo es puramente político. Samuel Moreno y Alonso Salazar, enconados y enfermizos antiuribistas, han recreado la fábula según la cual Fedemunicipios es un organismo al servicio de la reelección del Presidente de la República. Ven en el principal gremio de alcaldes del país a un enemigo electoral que jugará, según ellos, un papel definitivo en la votación del referendo reeleccionista.

Moreno y Salazar tienen agenda política propia. El primero está al servicio del derrotado Polo Democrático y el segundo plegado a la imposible e incomprensible campaña de Sergio Fajardo. Este par de alcaldes, desde sus escritorios, se han dado a la tarea de hacer hasta lo imposible para que el presidente Uribe no continúe en el poder.

Y quién sabe por qué demonios creen que la Federación de Municipios hace parte del entramado de la reelección, razón por la que ha sido declarada objetivo por parte de este par de alcaldes que, paradójicamente, han decepcionado a sus electores por la manera errática de ejercer el poder.

Ese tipo de manifestaciones no le hacen bien a la democracia. Flaco servicio están prestando los alcaldes de las dos principales ciudades del país al dejarse llevar por los fantasmas que recrean sus mentes politiqueras y que ven en todas las esquinas a rivales electorales que no existen.

Fedemunicipios le ha prestado un servicio monumental a la descentralización. Gracias a su capacidad de presión, cientos de pueblos otrora abandonados a su propia suerte, han podido desarrollar proyectos hasta hace unos años imposibles.

Ojalá que los alcaldes de las principales ciudades del país caigan en la cuenta de la jugada electorera de Samuel Moreno y Alonso Salazar y no presten sus nombres para acabar con un gremio que le ha servido, sobre todo, a los pequeños municipios de Colombia.

* * *

Para esta época de fin de año, cuando el tiempo sobra, bien podrían los lectores dedicarle un tiempo al libro Las penumbras del general: vida y muerte de Francisco de Paula Santander.

Se trata de una formidable novela histórica agradablemente escrita por el laureado Víctor Paz Otero. La impecable edición corrió por cuenta de Villegas Editores. Sin duda, este libro será un buen compañero para las vacaciones de fin de año.

 

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