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Tributaria, déficit fiscal y financiación de la educación básica y media

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Daniel Mera Villamizar
26 de abril de 2021 - 03:00 a. m.
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Desde el 2017, la plata del Sistema General de Participaciones para educación no alcanza, pero de eso no nos ocupamos.

La razón de la reforma tributaria es reducir el déficit fiscal y su problema es definir las fuentes de los recursos. El señuelo de educación que usa la solidaridad sostenible es la matrícula cero en educación superior, pero en realidad el tema grueso o estructural para el sector es su financiación en medio de la delicada situación fiscal.

El 82% de la financiación de la educación desde preescolar (grado cero o transición) hasta la secundaria media (grados 10 y 11) depende del Sistema General de Participaciones (SGP), del 58,5% que le corresponde. Si descontamos las cuatro grandes ciudades, la dependencia del SGP llegaría al 90%.

Y desde 2017, por la expiración de la vigencia de la Ley 1176 de 2007, la plata no alcanza y ha tocado recurrir a créditos del Fondo Nacional de Pensiones de las Entidades Territoriales (Fonpet), así: en 2017, $20,6 billones de SGP y $330.000 millones del Fonpet; en 2018, $20,67 billones y $1 billón; en 2019, $23,2 billones y $491.225 millones; y en 2020, $24,6 billones y $970.000 millones, ídem.

La deuda del sector con el Fonpet ya suma $2,8 billones y en algún momento habrá que pagarla (en los siguientes 15 años, según la ley del presupuesto de este año). En 2021, conforme la dinámica de los últimos años, se tendría un faltante estimado de $1 billón. Sin embargo, el documento de DNP de distribución de SGP para educación no contempla recursos adicionales (a $26,8 billones), como sí lo hizo en vigencias anteriores.

Es decir, hay un déficit estructural en la financiación de la educación básica y no es claro cómo la reforma tributaria ayudaría a resolverlo porque: i) el gasto nuevo en educación que se propone va para la superior, y ii) los costos salariales de la básica crecen porcentualmente más que los ingresos corrientes de la nación (ICN).

Por ejemplo, el acuerdo colectivo con Fecode de 2019 costó $1.24 billones entre 2020 y 2022 ($202 mil en 2020, $429 mil en 2021 y $607 mil en 2022). Y ahora mismo estamos en tiempo de negociación del pliego bienal de solicitudes de 2021. En “Pliego de Fecode y el próximo gobierno” (07/feb/2021), sugerí que “el gobierno Duque no debería dejar maniatado o en desventaja a su sucesor, como hizo la administración Santos”.

Lo cierto es que si el país logra hacer una reforma educativa que conecte bien gasto con calidad, tendríamos que invertir decididamente más en el sector, incluyendo fuentes de financiación permanente para la atención a la primera infancia y el preescolar, y eso fundamentalmente tiene que ver con el SGP.

La cuestión es que la situación fiscal no permite, en el corto plazo, aumentar la participación del SGP en los ingresos corrientes de la nación (ICN), y pues tampoco sería tan buena idea hacerlo a fondo con el actual diseño institucional del sector. En “Agenda legislativa en educación: financiación” (07/oct/2020), me referí al orden o tensión entre las reformas de la Ley 715 de 2001 (gastar mejor) y de los artículos constitucionales 356 y 357 (gastar más).

Como ha recordado Jaime Bonet, “la Constitución del 91 establecía que las transferencias debían ser el 46,5% de los ICN, luego de varias reformas bajaron al 27,5% en 2019”. Asunto mayor, como el documento de trabajo “Cuánto cuesta la educación que queremos. Proyecciones a 2034”, que no alcanzó a entregarnos la ministra Yaneth Giha Tovar en el empalme. Allí se habla de $7,9 billones adicionales por año “para alcanzar las metas y prestar el servicio educativo de preescolar, básica y media en condiciones de equidad y calidad”.

Pero, por ahora, estamos lejos de grandes metas en educación.

In memoriam. Murió el profesor Paulo Orozco, físico de la Universidad Nacional, un año después de su amigo Roberto Zarama. Dos grandes vacíos. Tomo las palabras de Jorge Hernán Cárdenas para dimensionar al profesor Orozco: “Recibió una empresa en problemas financieros, y siguiendo el camino trazado por Fabio Chaparro, la reestructuró, le entregó al Distrito US$2.177 millones, y acciones en dos grandes empresas, ENGESA y CODENSA, y fondo de pensiones de trabajadores EEEB. Gran gestor”. Mente brillante, gran persona.

@DanielMeraV

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Usuario(55204)26 de abril de 2021 - 11:31 p. m.
Al derogar el artículo 89.7 de la Ley 142 de 1994 (ver artículo 24 de la Reforma tributaria), los hospitales y centros educativos que estaban excluidos de la contribución del 20% en energía y gas, ahora deberán pagar IVA. La reforma tributaria incrementa los costos de la Educación.
Atenas(06773)26 de abril de 2021 - 01:23 p. m.
Simple, todo esto es asunto de mera pobreza, conceptual, de planeación y económica, y pa mayor desgracia la única fuente probable de grandes recaudos, las Reformas tributarias, es como mencionar la soga en casa del ahorcado. "La noche oscura, la vaca negra y yo q' no veo. Todo un dilema". Sin dudas el subdesarrollo es mental.
Julio(2346)26 de abril de 2021 - 01:04 p. m.
A Villamizar le preocupa definir las fuentes de los recursos para la educación, pero olvida voluntariamente que la prioridad del actual gobierno no es la educación sino la guerra y el combate contra la paz, y por eso Duque prefiere derrochar el presupuesto público en aviones de guerra antes que en educación, como si Colombia estuviera en guerra. ¿Sesgado Villamizar? !no lo duden!
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