Sirirí

Un pequeño 9 de abril

Mario Fernando Prado
30 de noviembre de 2018 - 10:00 a. m.

Hoy hace una semana y entrando la noche, un grupo de supuestos estudiantes encapuchados se tomó el centro de Popayán.

Esta vez el vandalismo destructivo no solo se armó de palos y piedras, sino además de gasolina con la que pretendieron incendiar las puertas de locales comerciales y turísticos, la mismísima Alcaldía y otras entidades estatales, incluyendo el Icetex, que por poco es devorado por las llamas.

Quienes presenciaron estos desmanes, algunos sobrevivientes del fatídico 9 de abril, dicen haber revivido esos momentos en que una turba enardecida quiso volver añicos la ciudad blanca.

Otras personas manifiestan que los destrozos causados que dejaron las calles como un escenario de guerra, les recordó los aciagos momentos que padecieron aquel Jueves Santo, cuando un terremoto sacudió a la ciudad.

Ante semejante andanada hay que decir que a las autoridades las cogieron con los calzones abajo, no previeron la magnitud de lo que iba a suceder y solo cuando el problema se salió de madre hicieron presencia con una falta de contundencia tal, que se deduce que el temor a las investigaciones de que son víctimas los integrantes de la fuerza pública, que parecen “maniatados” mientras los agreden, los insultan y les prenden fuego, impidió que les apretaran las clavijas a los agresores.

Llama la atención, además, que a Popayán la están dejando sola sus dirigentes políticos y sus representantes gremiales, que no pasan de expresar su pesar por lo que llaman “patojamente” una cosa bruta o, mejor aún, una vicisitud.

Uno esperaba, además de la visita del ministro de Defensa, un enhiesto pronunciamiento por parte del Ministerio de Cultura, que tiene entre sus funciones la preservación de este patrimonio histórico, arquitectónico y cultural, y una vigilancia permanente de esa pequeña área de algo más de una docena de cuadras para evitar que vuelva y juegue la impunidad, pero no.

Popayán está en la mira de quienes, no contentos con haberse adueñado de sus tierras aledañas, van ahora sin ningún sentido de pertenencia, y menos de orgullo regional, por sus monumentos, sus museos y su glorioso pasado.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar