Vargas Lleras y la educación pertinente

Durante el programa Semana en Vivo al que fue invitado el candidato Vargas Lleras, un estudiante de la Universidad del Rosario le preguntó cómo pensaba solucionar el desempleo en los jóvenes, que hoy alcanza alrededor del 11 %. Una de las respuestas que dio el candidato fue: “Tenemos una educación de mala calidad y poco pertinente. Estamos formando profesionales que el sector productivo no demanda. Esto también explica parte del desempleo. Yo propongo una alianza sector productivo-academia”.

En ese momento el tiempo del programa se estaba terminando y no se profundizó en la extraña respuesta. Me quedé pensando qué querrá decir Vargas Lleras cuando habla de educación productiva. ¿Estará pensando en las carreras que, tradicionalmente, se ha creído dan plata, como ingenierías, administración o derecho? ¿Creerá que carreras como antropología, arte, música o literatura son menos productivas? Y si no son estas últimas las carreras “impertinentes”, ¿a qué carreras se está refiriendo como improductivas?

Un día exacto después de la entrevista, algunos medios denunciaron una campaña de Avantel en donde se contrató a personas de baja estatura para la campaña “precios bajos”. Aunque la compañía de telecomunicaciones se disculpó por semejante pifia, sigue siendo indignante que alguien hubiera permitido la estrategia comercial, en primer lugar. ¿A quién se le ocurre yuxtaponer en el discurso la idea de menor valor con una persona de talla baja? ¿Qué puede estar pensado alguien que utiliza el humor para afianzar un prejuicio a escala nacional?

Para entender cómo operan los discursos y el lenguaje de la discriminación no bastan estudios de publicidad o de mercadeo, ni carreras técnicas que permitan filmarlos, ni gerentes incapaces de ver lo evidente. Se requiere también de una formación fuerte en humanidades que, pese a la especialización del trabajo, permita pensar en conjunto. Pero para que un ingeniero pueda tomar una clase de arte o de estudios culturales, y viceversa, tiene que existir alguien que la dicte, alguien que la estudie y alguien que la ejerza. Y no estaría de más que en las compañías y en el Gobierno hubiera más personas que entendieran que para producir país necesitamos producir algo de “pensadera” robusta, crítica y sistemática.

Espero que sea esto lo que tiene en mente Vargas Lleras cuando habla de educación pertinente.