La violencia en Medellín sufre extrañas paradojas. El promedio de homicidios de los últimos ocho años suma algo más del 10 % del promedio de muertes violentas en los años macabros de la década del 90, cuando murieron más de 45.000 personas asesinadas en la ciudad. Sin embargo, esa gran disminución de la violencia no ha servido para hacerla más comprensible, menos etérea y difusa, más fácil de combatir. Parece que todo el aprendizaje de los diversos tipos de ilegalidad se hubiera hecho más certero y silencioso, se hubiera repartido geográficamente y alejado de las ideologías, mezclado con las rentas legales y naturalizado en muchos barrios de Medellín. Una indescifrable amalgama, comprimida y gris, que decreta guerras puntuales y pasajeras por el dominio de algunas comunas y corregimientos.
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Rabo de ají
Violencia oscura
16 de abril de 2019 - 08:08 p. m.
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