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Violencia y legitimidad

Francisco Gutiérrez Sanín
19 de marzo de 2021 - 03:00 a. m.

Para quienes no se hayan dado cuenta, los colombianos estamos en problemas. Problemas serios. Uno de ellos, y no el menor, es que tenemos un Gobierno que pretende justificar o esconder cualquier clase de crimen con tal de que sea cometido por los sectores a los que se siente obligado a proteger con un manto de impunidad. Lo hace hasta el punto de sentirse ofendido por la sola referencia a ellos o por el inaudito atrevimiento de hacer preguntas indiscretas al respecto. No estoy hablando aquí de fruslerías, sino de cosas como despojos, ejecuciones extrajudiciales masivas, el bombardeo de niños o la violación. Para poner el ejemplo más reciente —estos se acumulan de manera alarmante—, el señor Camilo Gómez expresó su indignación porque le hicieron preguntas “sesgadas” en el caso que se cursa ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la violación de una periodista por parte de paramilitares protegidos por policías y otros agentes del Estado (ver la excelente columna de Cecilia Orozco en este diario). Ellas hirieron su inefable y finísima sensibilidad.

Este, en cambio, no se inmutó ante los crímenes atroces de los que estamos hablando. No se trata de “un hecho aislado”, sino de otra expresión más de una retórica política que justifica (independientemente de las circunstancias de tiempo, modo y lugar) la protección de los victimarios y no de las víctimas cuando aquellos están bien colocados y estas se consideran incómodas. La respuesta ante las gentes que ponen problemas son las “masacres con sentido social” (el caudillo) llevadas a cabo por quienes se presten para ello (eso incluye a los “guerreros santos” de Popeye).

La ventaja, para quien quiera oír, es que estas voces se han pronunciado regularmente de manera pública, sin una sola retractación (al menos que yo conozca). Esto no es falta de cortesía; es la expresión de una posición programática, según la cual la defensa de ciertos fueros hace parte de la lucha por la “legitimidad” y está muy, muy por encima de la defensa de la población. Destripar niños —dice Molano— es la expresión del uso de la fuerza legítima. O vean lo que le espeta en un trino la vicepresidenta a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), por haber decidido tomar y visibilizar el caso de los llamados “falsos positivos”: “Llevan dos semanas acabando mediáticamente y en redes sociales la legitimidad institucional. Mediatismo (sic) en la justicia no es sano”.

Aparte de cobrarse otra víctima —en este caso el idioma español, regularmente torturado por esta alta funcionaria—, lo que hace la vicepresidenta aquí es revelar de manera transparente el formato mental del actual equipo gobernante: lo malo no es que los hechos ocurran, sino que se hable de ellos. A menos de que los cometan los “otros”. ¿Se acuerdan de que cuando la JEP hizo el anuncio de los falsos positivos Duque encontró tiempo para hablar de los horrores de Venezuela, pero no tuvo una sola palabra, una sola expresión de condolencia —creo que aún no la ha pronunciado— para los familiares de las víctimas de aquellas atrocidades?

Todo lo cual me lleva a dos reflexiones/preguntas simples. Primera: la legitimidad no se proclama, sino que se conquista y construye. ¿Será que de verdad el grueso de la población colombiana y los actores internacionales frente a los cuales tiene que interactuar el Estado consideran tales violencias y posiciones legítimas? ¿Creerán, por ejemplo, que el “tapen-tapen” es una solución para miles de ejecuciones extrajudiciales cometidas por agentes del Estado colombiano? ¿Será que esto no tiene costos brutales cuyas consecuencias comenzaremos a ver pronto (esto también aplica a todos los policías y soldados íntegros)? Segunda: ¿este griterío airado y esta proliferación de términos truculentos (“máquinas de guerra”, etc.) no tendrá implicaciones inmediatas en términos de protección de la población? ¿Qué clase de sistema de incentivos se está creando con estas posiciones?

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Alberto(3788)20 de marzo de 2021 - 01:23 a. m.
Excelente.
Contumaz Apostata de la Dextrocardia(likt7)19 de marzo de 2021 - 02:39 p. m.
...que fanatismo bodeguero...da nauseas...si los hijos de la misma madre volaran ocultarían el sol.
Atenas(06773)19 de marzo de 2021 - 10:58 a. m.
La truculencia de este Pacho sin empacho, es todo un encanto. Cuando no es con su yoismo lo es con su carga de ser poseedor de la verdad absoluta y de ahí la frase de inició de su bodrio, en la q', con aparente tono serio, nos advierte de q' tenemos problemas...De fortuna nos queda este profeta del desastre q' no atina ni una.
  • cristina(c6x7w)19 de marzo de 2021 - 02:08 p. m.
    Atenas: Así como tú de desatinado??? No creo!!!
  • Toto(36383)19 de marzo de 2021 - 11:14 a. m.
    Usted cree que no atina ni una,demuestre usted en cuál no atinó.
  • Usuario(51538)19 de marzo de 2021 - 12:36 p. m.
    Más arribita una de sus pelucas se echó otra deposición en la columna de Sanín. Es que no disimula ni un tris, cierto?
  • -(-)19 de marzo de 2021 - 12:35 p. m.
    Este comentario fue borrado.
  • Duncan Darn(84992)19 de marzo de 2021 - 11:41 a. m.
    Madrugó la uribodega hoy! Los tienen camellando horas extras tapando el sartal de la últimas imbecilidades y latrocinios de la secta CDemoniaca .
Amadeo(14786)20 de marzo de 2021 - 02:47 a. m.
Es terrible este periodismo temerario que descaradamente descontextualiza lo que dicen los funcionarios, en aras de armar un discurso contestatario, falaz e insolente para disfrutar de los aplausos de la galería
shirley(13697)19 de marzo de 2021 - 06:10 p. m.
Cuando le dictaron una precaria medida de arresto al AMO del CRETINO Duque,éste salió furioso y bilioso a defenderlo de los ataques de una "justicia politizada".Como todo un abogado del diablo,perdón:del GENOCIDA MAYOR, del "Héroe" de los falsos positivos.Pero ha guardado silencio cobarde y miserable ante las 6402 víctimas del innombrable.Todo tiene su fin.OTRO POSIBLE ES POSIBLE en Col.6402.6402.
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